Daniel Chavarría
Feliz cumpleaños, Fidel, y no sólo por la proeza de reverdecer a los 84 con el semblante lozano y la conocida firmeza de tu mirada admonitoria. Me propongo celebrarte también dos virtudes que deben llamarse por su nombre.
Me refiero a tu suspicacia, virtud que muchos no osarían atribuirte por considerarla un término inadecuado para tu gloria. Para mí, en cambio, es una de las dotes que más han protegido a los que vivimos desde hace tantos años bajo tu guía augural.