Cursos para soldados norteamericanos… en La Habana


Iroel Sánchez
Folleto promocional curso cibersldados

Folleto promocional del curso para cibersoldados

“Grave, junto a la puerta del yanqui diplomático, vela un soldado el sueño de quien mi ensueño ahoga”. Los versos pertenecen al poema “Yanqui con soldado” y fue publicado en  1937 por Nicolás Guillén en su libro Cantos para soldados y sones para turistas.

Desde 1959, los diplomáticos de Estados Unidos no disponen de soldados cubanos para velar sus sueños. Sin embargo, la Oficina de Intereses norteamericana en Cuba ha lanzado una convocatoria para reclutar cibersoldados Sigue leyendo

No lo cuenten, que no ha sido en Cuba


Koldo Campos Sagaseta

CensuradoAsesinan al periodista Israel Zelaya Díaz. Es el décimo periodista asesinado en lo que va de año… pero no lo cuenten, que no ha sido en Cuba. Ocurrió en la irreprochable democracia hondureña, esa que nació de un golpe de Estado, urdido en Estados Unidos y bendecido en Europa.

Ya van 31 sindicalistas asesinados en lo que va de año… pero no lo cuenten, que no ha sido en Cuba. Ocurrió en la virtuosa democracia colombiana, esa que cuenta por decenas de miles los desaparecidos y que todos los días descubre alguna nueva fosa. Sigue leyendo

¿Rectificación en El País?


Artículo de El País

Artículo de El País

En días pasados el diario El País no se daba por enterado de quiénes perpetraron los asesinatos cuyas víctimas ahora aparecen en fosas comunes en España. Sin embargo, hoy publican un texto con el bajante «Recuperados en una fosa común los restos de 96 fusilados del franquismo tras seis días de trabajo«, las negritas son nuestras. Sigue leyendo

Plegaria guerrera*


MarkTwain

Cementerio Fue una época de gran exaltación y emoción. El país se había levantado en armas, había empezado la guerra y en cada pecho ardía el fuego sagrado del patriotismo; se oía el redoble de los tambores y tocaban las bandas de música; tiraban cohetes y un montón de fuegos artificiales zumbaban y chisporroteaban. Allí abajo, a lo lejos, de las manos, tejados y balcones ondeaba al sol una espesura de banderas brillantes. De día, por la ancha avenida, los jóvenes voluntarios desfilaban alegres y hermosos con sus uniformes; a su paso los orgullosos padres, madres, hermanas y enamoradas los vitoreaban con voces ahogadas por la emoción. De noche, en las concurridas reuniones se escuchaba con admiración la oratoria patriótica que agitaba lo más hondo de sus corazones, y que solía interrumpirse con una tempestad de aplausos, al tiempo que Sigue leyendo