Un incómodo silencio guardan los medios de comunicación internacionales sobre los documentos filtrados por Wikileaks que prueban el carácter fraudulento de la «entrevista» supuestamente concedida por el presidente Barack Obama a la multipremiada bloguera Yoani Sánchez.
Como si tuvieran un pacto de sangre, ninguna de las agencias, televisiones y periódicos que acostubraban a recoger cada una de las declaraciones y reseñar Sigue leyendo