Pedro Pablo Gómez
Desde hace varios meses he prestado atención al desenvolvimiento en Gran Bretaña, de los escándalos destapados alrededor del magnate Rupert Murdoch y sus vínculos con las más altas autoridades del gobierno británico, en sus negocios dentro de las esferas políticas y de los grandes medios de comunicación a escala mundial. Todo silenciado cómplicemente en Estados Unidos de América, donde posee propiedades similares a las inglesas.