Jesús Arboleya Cervera

Imagen panorámica de la Plaza de la Revolución José Martí durante la misa de Benedicto XVI. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
A pesar de que fui bautizado con el nombre que tengo, cuya razón no tuve la curiosidad de averiguar, mis contactos personales con la Iglesia católica han sido muy escasos. Mi padre fue un masón devenido agnóstico y mi madre tampoco practicaba religión alguna. Mis abuelas adoraban a sus santos en casa y aunque una tía llegó a ser una santera famosa, los ritos sincréticos tampoco eran práctica común en la familia.