Iroel Sánchez
A Zayas lo volví a ver en La Habana hace unos días, manejando un camión de una empresa constructora. Los más de veinte años transcurridos, desde que dejamos de vernos, me habrán hecho más viejo a mi, a él no. Ya entonces parecía intemporal el mulato electricista de mantenimiento en la cervecería La Tropical que por ser militante del Partido era el político del Destacamento uno, el más cercano al poblado de Cuito Cuanavale Sigue leyendo