Iroel Sánchez
Si existiera justicia literaria en este mundo, Alfonso Sastre recibiría, al menos en lengua castellana, todos los premios, reconocimientos y difusión que hasta hoy se le han negado.
Pero Alfonso Sastre tiene un defecto muy grave: ha sido coherente. Cuando en 1989 cayó el Muro de Berlín, y muchos se apresuraron a cambiar de bando, este gigante Sigue leyendo