Iroel Sánchez
En abril de 2004 coincidí con Evo Morales en un evento internacional en Europa. Evo no era aún el presidente de Bolivia, aunque sí un relevante dirigente sindical y muchos lo avizoraban como el próximo jefe de estado en ese país por el respaldo que tenía ya entre millones de bolivianos, cosa que demostró poco después al ganar la elecciones de finales del 2005. A pesar de la insistencia de los organizadores de aquel evento en que Evo era un importante líder revolucionario y que tal vez ganara las próximas elecciones en el país andino, no lograron que algún medio de comunicación más o menos importante entrevistara al hoy presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, quien se ha convertido en una figura política de escala universal.