«el dinero ha declinado como un motivo primario para el espionaje aunque todavía es común, y desde el 2000 no se conoce de que algún norteamericano recibió pagos por espiar.
Changes in Espionage by Americans: 1947-2007, March 2008. [1]
En Septiembre del 2001 la prensa norteamericana e internacional informó del arresto de Ana Belén Montes, empleada de alto nivel en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos a quién se le acusó de espiar para el gobierno cubano. Ella nació en Puerto Rico y es ciudadana norteamericana.[2] El sistema judicial norteamericano determinó que la acusada era culpable. Sigue leyendo