Leyendo la web por estos días vuelvo a recordar a John Kerry, cuando en la inauguración de la embajada estadounidense en La Habana, nos puso de ejemplo a Vietnam, “un país dinámico, con una economía creciente”, pero no nos dijo que en esa tierra hermana, con la fortaleza cultural que suponen miles de años como nación antes de que existiera EEUU y una lengua propia, con ocho veces la población de Cuba y a miles de kilómetros del territorio estadounidense, todos los medios de comunicación son de propiedad pública, y las regulaciones sobre la difusión de información por privados a través Internet son mucho más restrictivas que aquí. Es muy interesante cuando precisamente desde fuentes que en Vietnam nunca existirían se coincide en decir y callar lo mismo que Kerry sobre Vietnam.
Reitero que para nada estoy diciendo que debemos copiar ninguna regulación de Vietnam pero sí es bueno saber qué nos ocultan los mismos que destinan cincuenta millones de dólares anuales -varias veces el presupuesto de todos los medios de comunicación cubanos juntos- a comunicarnos cómo debemos organizarnos en esta Isla. En el “país dinámico” la gestión eficiente de la economía y la amplia participación del sector privado en el socialismo no suponen propiedad privada sobre los medios de comunicación.
Admiro como el que más al pueblo vietnamita pero tampoco estaría de más incluir en esas opiniones coincidentes qué pasaría aquí si, como en Vietnam, que quedó arrasado por la guerra pero que a diferencia de Cuba tiene petróleo hasta para exportar por más 7000 millones de dólares al año (cifras de 2014) después de satisfacer sus necesidades internas y está ubicado en la región del mundo donde más crecieron las inversiones y el comercio en las últimas décadas, el 25% de los cubanos no tuviera asegurada la atención médica, el 10% no supiera leer y escribir, murieran cuatro veces más niños menores de un año de los que fallecen hoy en esta Isla y la esperanza de vida promedio fuera seis años menor ¿Guardaría eso relación con los recursos que el estado cubano destina a presupuestos de salud, educación y seguridad social? Si se recortaran esos recursos, con indiscutible repercusión negativa en los indicadores antes citados, tal vez se podrían alcanzar los niveles de crecimiento económico del 7% anual que se señalan como necesarios para la economía cubana pero… de ser así, ¿percibirían los cubanos como socialismo y prosperidad vivir menos años y que sus familiares enfermen y mueran más aunque una parte de ellos tenga mayor acceso a bienes de consumo?¿Un gobierno que hiciera eso se sostendría en el poder en Cuba?
Hay mucho por cambiar en Cuba, las respuestas no son sencillas y aunque hasta en The Guardian nos sugieren «buscar desde dentro soluciones para el desarrollo», no está mal aprender de otros referentes y de las cosas que allí se hacen bien o muy bien pero siempre mirando todos los datos, no vaya a ser que pase como con la elecciones en Estados Unidos, que por seguir solo lo que la prensa aliada a Kerry quiso que supiéramos, nos enteramos de todos los exabruptos de Donald Trump pero no de que fue el Citibank quien nombró el gobierno con el que llevamos negociando públicamente hace dos años y luego nos creamos las explicaciones de los mismos medios que no dijeron la verdad: «fueron el activismo sin intermediarios de las personas en las redes sociales y las mentiras en esos espacios frente a la información responsable de los grandes medios los que determinaron el resultado»; como si los grandes medios no mintieran y no se hubieran invertido millones y millones en operadores en las redes sociales y medios digitales por el candidato vencedor. Tiene razón José Stenisleger cuando parafrasea a Groucho Marx: «el tupé de tergiversar los hechos con enfoques presuntamente objetivos que se cambian por otros cuando la realidad los desmiente».
«Un país dinámico y con una economía creciente» que reduce la calidad y esperanza de vida de una parte importante de su sociedad no puede servir de modelo al socialismo cubano sino como ejemplo de ineficiencia y perversión, de que el valor de cambio se ha impuesto sobre el valor de uso de los bienes y servicios, de que la acumulación creciente de una minoría privilegiada prevalece sobre los derechos humanos de las mayorías, de que se avanza en la dirección equivocada, de ahí que Kerry no dejara pasar la oportunidad de citarlo como referente.
Si algo puede justificar el uso que los humanos hacemos de los recursos ambientales es la satisfacción eficiente y sostenible de las necesidades humanas. Cualquier actividad que no vaya orientada en este sentido debería estar prohibida por irracional, inmoral y peligrosa. Es bajo el capitalismo que este modelo adquiere legitimidad y patente de corso por el simple hecho de que se convierte en una poderosa palanca para la maximización de beneficios y la acumulación de riqueza.
La salud debería ser uno de los valores fundamentales de cualquier sociedad y su protección desde su promoción y la prevención de las enfermedades la estrategia fundamental a poner en práctica. Así es como lograríamos maximizar la salud al menor coste económico, laboral y en recursos. Sin embargo, la salud es un disvalor para el modelo de producción capitalista, que tiene en la medicina reparadora y en la inculcación de hábitos de vida insanos la mejor estrategia a la hora de maximizar beneficios. Si a lo que aspirara la sociedad cubana es al mayor crecimiento posible del PIB, al mayor consumo posible de insumos, al crecimiento del empleo y la productividad del factor trabajo en el sector sanitario, es evidente que el modelo a seguir sería la privatización de los servicios sanitarios, que dedicaría la mayor parte de sus recursos a la medicina reparadora, aunque ello implicara mayor mortimorbilidad y un mayor coste relativo y absoluto de todo lo relacionado con la salud (o sería más correcto decir: todo lo relacionado con la morbilidad).
Sería muy triste que, dentro de unos años, los cubanos pudieran presumir de tener un PIB mucho más elevado, más población ocupada y mayores salarios en el sector sanitario, un gasto sanitario más elevado en términos absolutos y porcentuales pero unos indicadores de salud y esperanza de vida inferiores a los actuales. A esto es a lo que nos conduce el capitalismo, con la ayuda de su poderosa industria de la persuasión y de la guerra: a un crecimiento garantizado de la acumulación del 1% privilegiado a costa de la calidad de vida y de la conservación del medio ambiente.
Cuando Kerry puso de ejemplo a Vietnam se refería principalmente al empoderamiento económico del cubano, en eso se basa el «deshielo» de la administración de Obama hacia Cuba, esa es la base de todas las libertades en la historia contemporánea, mientras más autosuficiente más libre, Vietnam tiene una amplia economía de mercado, no capitalista pero socialista como la de China, ya se sabe que ellos allá en Asia no tienen bloqueo económico y petróleo para hacer dulce pero estoy que los dueños de paladares en Cuba viven muchísimo mejor incluso con las abominables restricciones que provocan el embargo.
El inicio de la implicación americana se remonta a inicios de los cincuenta cuando apoyaron los desesperados intentos de Francia por mantener su presencia colonial en Indochina frente a las fuerzas comunistas del Vietminh. La derrota francesa y los Acuerdos de Ginebra de 1954, que consagraron la partición de Vietnam en dos, llevaron a que Washington volcara su apoyo en el régimen anticomunista de Vgo Dinh Diem en Vietnam del Sur que hacía frente al Vietnam del Norte comunista, apoyado por la URSS. La corrupción de Diem hizo a su régimen crecientemente impopular y finalmente fue derrocado y asesinado por sus propios militares en 1963. Mientras tanto se había creado en Vietnam del Sur el Frente Nacional de Liberación (FNL) donde se aglutinaba toda la oposición incluyendo los comunistas.En 1964, la situación parecía desesperada para Vietnam del Sur. EE.UU., alegando como justificación el incidente de Tonkín contra su destructor Maddox el 2 de agosto de 1964, inició una intervención abierta. Se pasó de 4000 soldados norteamericanos en 1962 a casi 500.000 en 1967.
Los bombardeos masivos, el uso de agentes químicos, la crueldad de la guerra retrasmitida por los medios de comunicación ademas de varias matanzas fueron cometidas por las tropas de EE.UU. como la conocida masacre de My Lai hicieron enormemente impopular a la política de EE.UU.en el Tercer Mundo, el bloque comunista y en partes significativas de la opinión pública occidental. Dentro del propio país, la oposición a la guerra se extendió entre la juventud ligándose a movimientos contra el sistema, como el movimiento “hippie”.Tras la ofensiva vietnamita del Têt en 1968, el presidente Johnson decidió el progresivo desvinculamiento del conflicto y la búsqueda de una solución negociada.
Tras una compleja fase de negociaciones y enfrentamientos militares, se firmó en París en enero de 1973 un acuerdo de paz. En agosto de 1973, el Congreso norteamericano prohibió cualquier reanudación de la intervención norteamericana. La retirada de las tropas estadounidenses hizo que el régimen de Vietnam del Sur se derrumbara inmediatamente. La ofensiva final comunista tuvo lugar en la primavera de 1975. El 17 de abril, Phnom Penh capital de Camboya cayó en manos de los Khmers Rojos y el 30 los norvietnamitas tomaron Saigón. La guerra había terminado. La derrota supuso un verdadero trauma para EE.UU. 58.000 muertos, 300.000 heridos, centenares de miles de soldados con una amplia adicción a las drogas y con serios problemas de adaptación a la vida civil, el orgullo de potencia herido..Lo que se vino a denominar el “síndrome de Vietnam” supuso en el corto plazo una gran renuencia a la intervención militar exterior por parte de la potencia norteamericana.
Durante los 7 años de servicio en Vietnam, la división tuvo 4.011 muertos en acción y 18.259 heridos en acción..Se dice que la mayoría de los norvietnamitas nunca habían visto un águila calva, y por lo tanto llamaban a los soldados de la 101.ª como “Hombres Gallinas”. Los comandantes del Viet Cong incluían regularmente en sus reportes que evitaban establecer combate con los “gallinas” a toda costa, pues estaban seguros de que perderían. Por tanto, esto sigue siendo un motivo de orgullo entre los veteranos que sirvieron en Vietnam con la 101.ª.Las bajas de la 101.ª en Vietnam fueron el doble de las que había tenido en la II Guerra Mundial, con 4.022 muertos en acción fue el tercero más alto de todas las unidades de tierra del Ejército de los Estados Unidos, por detrás de la 1.ª División de Caballería (5.464) y la 25.ª División de Infantería (4.561
Batalla de la Colina de la Hamburguesa
El 11 de mayo de 1969 el 3er batallón de la 101ª División Aerotransportada informó de la presencia de tropas enemigas en lo que entonces se denominaba simplemente colina 937, en el Valle de Ashau, a pocos kilómetros de la frontera con Laos, y el alto mando ordenó que dicha posición fuera tomada a cualquier precio. Se atacó los días 12, 13 y 14; fueron tres los ataques sucesivos en los que las tropas norteamericanas sufrieron grandes pérdidas. Se solicitó apoyo aéreo y la Fuerza Aérea realizó un fuerte bombardeo con napalm y alto explosivo, pero los norvietnamitas se encontraban bien protegidos en refugios excavados un poco por debajo de la cima, de modo que resistieron la embestida. Con la incorporación de otros dos batallones norteamericanos y tropas survietnamitas se volvió a intentar la toma, pero nuevamente los norvietnamitas aguantaron el envite.
desvinculamiento delconflicto y la búsqueda de una solución negociada. Tras una compleja fase de negociaciones y enfrentamientos militares, se firmó en París en enero de 1973 un acuerdo de paz. En agosto de 1973, el Congreso norteamericano prohibió cualquier reanudación de la intervención norteamericana. La retirada de las tropas estadounidenses hizo que el régimen de Vietnam del Sur se derrumbara inmediatamente. La ofensiva final comunista tuvo lugar en la primavera de 1975. El 17 de abril, Phnom Penh cayó en manos de los Khmers Rojos y el 30 los comunistas tomaron Saigón. La guerra había terminado.
La derrota supuso un verdadero trauma para EE.UU. 58.000 muertos, 300.000 heridos, centenares de miles de soldados con una amplia adicción a las drogas y con serios problemas de adaptación a la vida civil, el orgullo de potencia herido… Lo que se vino a denominar el “síndrome de Vietnam” supuso en el corto plazo una gran renuencia a la intervención militar exterior por parte de la potencia norteamericana.
Lo que si todos sabemos es que despues de la corrida de vietnam los estadounidenses no trataron de cambiar sistema alguno, el proceso que se desarrollo fue natural y elegido por la direccion vietnamita, es un hecho sin cuestionar su resultado.
En el caso cubano el primer objetivo segun hasta el mismo Obama es cambiar a Cuba a como ellos creen deben ser las cosas que es meterse donde no lo llamaron y eso situa el asunto en un plano diferente porque primero esta la defensa del paisde todo lo que sea ingerencia y mucho mas tan descarada.
Entendamoslo, para Cuba hasta eliminar la doble moneda es peligroso porque cualquiera sabe que ya deben tener elaborada una forma de afectar la economia cubana apenas se aplique la medida. Como se dice en mi pueblo «aunque sea solo por joder’.
El caso cubano es un simple caso de odio irracional aunque sea duro e irreverente decirlo, su origen modifica una consigna de ellos:
«Es el estupido excepcionalismo».
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Hay mucho por cambiar en Cuba. Y hay cosas sencillas señor Sánchez como la que cuenta el Sr Crespo en su artículo https://www.aporrea.org/internacionales/a237087.html que también deberían cambiar ya: playas públicas para todos, no para lo que tiene dinero solamente, pedir la identificación y anotar en un registro a todos no solo a los cubanos de la Isla y a los extranjeros no, en un acto de discriminación total y flagrante; hacer que una persona en Cuba no gane en un día lo que otros devengan en un mes, diferencias de ingresos propias de un país del 5º mundo. Pedimos cambios en esas cosas Sr Sánchez. ¡Y por favor! Viet Nam ha condecorado a Monsanto (una empresa criminal con la humanidad) en la agricultura sostenible como una de las mejores empresas http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213525 y http://monsantoblog.com/2014/01/15/monsanto-named-among-top-sustainable-agriculture-companies-in-vietnam/ No nos venga contando cosas de Viet Nam y de las maravillas del capitalismo o de los que lo construyen ahora como las buenas nuevas. Seguimos muchos siendo anticapitalistas Sr Sánchez
Gracias, Sr, como la mayoría de los cubanos no tengo los recursos para asistir a esos lugares pero he escrito varios posts sobre temas relacionados con la desigualdad en Cuba, aquí algunos de ellos:
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2016/07/03/la-desigualdad-en-la-que-creo-por-iroel-sanchez/
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2014/11/04/contra-el-tercer-bloqueo/
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2014/06/20/un-tesoro-en-el-que-nos-va-la-vida/
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2016/01/06/quienes-seran-los-imbeciles-por-iroel-sanchez/
Saludos
en italiano http://www.cubainformazione.it/?p=19829
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Una pregunta al autor: ¿está documentado que la tasa de mortalidad infantil y la expectativa de vida en vietnam, en cifras comparativas con Cuba, guardan relación proporcional con los presupuestos q se destinan a salud , o puede q respondan a otros factores? Se dice que mueren 4 veces mas niños que en Cuba, pero la población es 8 meses mas grande, entonces , ¿tienen una tasa mas baja q la nuestra? Se habla de q si en Cuba «recortaran presupuesto de salud y educación», ¿está documentado que en Vietnam han recortado estos presupuestos? Hago las preguntas con el mismo objetivo del título del artículo, decirlo todo, pero con precisión y claridad .
Gracias. Me refiero la tasa de mortalidad infantil en menores de un año por cada mil nacidos vivos:
Cuba: 4.7
Vietnam: 18.99
Es poco más de cuatro veces superior, al ser por cada mil nacidos vivos, obviamente es proporcional a la población de cada país, o sea, es ciorrecto decir que en Vietnam mueren proporcionalmente cuatro veces más niños menores de un año que en Cuba. ESi fuera con respecto a la pob lación total, sería más de 30 veces porque la población de Vietnam es más de 7 veces la de Cuba pero esa comparación no tiene sentido.
Los datos puede comprobarlos en http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?v=29&l=es
Saludos
solo responde a una de las preguntas, q era una obviedad. sería bueno no decir cual es la tasa actual,sino como ha sido su evolución, y recordar q en vietnam hay mas de 57 etnias, con diferentes lenguas y costumbres, y q en ultimo informe PISA, los estudiantes de vietnam fueron los q mejores resultados obtuvieron , por hablar algo de educación. saludos
Maravilla la paciencia de Iroel. Si era una obviedad para qué lo preguntó. Hasta en Haití ha evolucionado favorablemente la mortalidad ionfantil, por cierto, gracias a lo médicos cubanos.
muy simple: porque estaba mal expresado en el artículo, y lo mínimo q puede esperarse de una publicación , es q se expresen las cosas como son, tal y como reclama el propio autor.
Leonidas ….. » Tienes toda la razon y sinceramente , te aplaudo , te apoyo , ! en Cuba , mi Cuba querida , el Gobierno de Cuba y todos sus dirigentes , asi como el Partido Comunista de Cuba , » Tienen que Cambiar y Trabajar mas por ese Pueblo m,aravilloso de Pie , exceptuando claro esta » aquellos hombres y Mujeres que un dia nacieron en Cuba por Error y despues de haber Torturado, Matar , asesinar , dar pa ta por culo , abusivamente, dar galletas y sonar la macana en el Piso , huyeron a Miami escapandose d los tribunals revolucionarios de Cuba y de la justicia de Todo un Pueblo , los ex-exbirros y politicos botelleros de cuba » Claro que Cuba debe de Cambiar en dar mas Socialismo y Mas Revolucion a esa Revolucionaria Obra del 1959 con mas Humanidad , mas medicos , mas educasion , mas ejemplos y mas Dignidad.
! Basta de mentiras y Calumnias ! ! Basta !
» Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos »
Daniel Defoe
NACE : sep 13, 1660 · Londres, Inglaterra
Fallece : abr 24, 1731 · Londres, Inglaterra
Escritor
Daniel Defoe
Daniel Foe, más conocido por su seudónimo Daniel Defoe fue un escritor, periodista y panfletista inglés, mundialmente conocido por su novela Robinson Crusoe. Defoe es importante por ser uno de los primeros cultivadores de la novela, género literario que se popularizó en Inglaterra y también recibió el título de padre de todos los novelistas ingleses. A Defoe se le considera pionero de la prensa económica.
José Manuel: Mal expresado es lo que repiten de Kerry, ignoradon lo que dice Iroel.
Si nos leemos el libro “NO LOGO” de Naomi Klein, nos enteraremos que en Viet Nam, NIKE tiene las fábricas más infames de todo el planeta., no todo lo que brilla es oro. La restauración capitalista Vietnamita no me deslumbra, y es bueno decirlo todo.
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Lo otro es que Vietnam se libró del bloqueo yanqui en 1995…pero solo gracias a que las compañías yanquis presionaron para que las dejaran invertir allí…y añadir además que contra Vietnam se mantiene la guerra sucia intentando aprovechar su componente multiétnico, por parte de los servicios especiales frances y yanquis. Hace unos meses hubo acciones contrarrevolucionarias en una región montañesa y hace unos años, otras aprovechando matiz religioso.
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LA GUERRA CULTURAL Y SIMBÓLICA.
APUNTES PARA UN DEBATE.
Por: MSc. Roilán Rodríguez Barbán.
INTRODUCCIÓN.
Vivimos el Siglo XXI del tercer milenio de nuestra era, un peculiar instante en el brevísimo período de tiempo en que la especie humana ha tenido que surgir, evolucionar y desarrollarse. Pareciera que la historia del hombre estuviese signada por la filosofía del despojo y de la guerra, por el odio visceral de poderosos imperios y la resistencia de los pueblos “necios” que han decidido emprender su propio camino. Las guerras han constituido un flagelo para la humanidad durante toda su historia.
Cuando se habla de la guerra, generalmente se refiere a la manifestación extrema del enfrentamiento entre estados, colaciones de estados, clases o capas sociales, donde las partes beligerantes pugnan por lograr sus objetivos políticos mediante la violencia. Constituye a su vez, un fenómeno político- social de enormes complejidades que, al estallar, abarca e influye de manera determinante en todas las esferas de la sociedad.
En el contenido de la guerra, paralelamente con el enfrentamiento armado están presentes y se recrudecen formas no armadas de lucha, tales como la política, económica, ideológica, social, diplomática, psicológica, científico- tecnológica, informática y otras, también orientadas al logro del objetivo político de la guerra.
Sin embargo, es ineludible develar que hoy el mundo contemporáneo y sobre todo los más jóvenes que habitan en él constituyen el blanco principal de lo que podemos denominar: LA GUERRA CULTURAL IMPERIALISTA, asunto pocas veces percibido.
Por tanto, se define como objetivo de esta ponencia: Fundamentar el fenómeno de la guerra cultural y simbólica como uno de los principales instrumentos de dominación del imperialismo en la actualidad; y cuyo blanco esencial es la juventud.
La definición de guerras culturales no se agota al señalar que son un tipo de enfrentamiento histórico que tuvo su momento cumbre durante los años de la Guerra Fría, ni tampoco al remitirse a un tipo específico de lucha ideológica que selecciona como campo de batalla el de las artes y la literatura.
Es en el terreno de la axiología donde se libran las batallas culturales decisivas, pues los valores condicionan directamente los comportamientos de los seres humanos, su indiferencia o activismo, su capacidad de resistencia o rendición, su pertenencia o no a un determinado partido político, su aceptación o rechazo a las políticas de un gobierno, su postura ante la religión y la filosofía. Se afirma que, en su acepción moderna, el término “guerras culturales” fue acuñado por James Davison Hunter, en su libro Cultures Wars: The Struggle to Define America (1991).
También como introduce la investigadora británica Frances Stonor Saunders en su libro La CIA y la guerra fría cultural (1999): “El paradigma central de la guerra fría no era militar ni económico y ni siquiera estrictamente político. Era y sigue siendo una batalla por la mente de los hombres, una batalla de las ideas”.
No es un secreto para nadie que las guerras culturales forman hoy y formarán parte en un futuro de las estrategias mundiales de dominación y expansión imperialistas en el siglo XXI. En la actualidad los descomunales avances de las ciencias, las telecomunicaciones y las tecnologías hacen del frente cultural y de la mente humana el campo de batalla definitivo.
Cada vez abundan más los libros que abordan y recomiendan estrategias triunfadoras en la guerra cultural, sobre todo para doblegar a los enemigos reales o potenciales del imperialismo norteamericano y del grupo neoconservador que lo arrastra en su marcha hacia el dominio mundial.
En este terreno no basta con vencer, cuando de lo que se trata es de convencer; la victoria no se expresa en el aniquilamiento de las fuerzas y medios del enemigo, ni en arrebatarle su capacidad de iniciativa o resistencia, sino más bien en lograr, sin combatir, su voluntaria rendición y supeditación espiritual, donde la perspicacia y la capacidad para vender un modelo de vida y gobierno, un conjunto de valores y creencias, es lo que se espera de estas nuevas legiones imperiales.
En la era actual se procede a luchar al unísono, según conceptos imperialistas, “por ganar la mente y el corazón de las personas”, así como por la formación de una “correcta” opinión pública y el control de los flujos informativos. Como reconoció el general Skalikaschvili, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor durante la administración Clinton: “Nosotros no ganamos, hasta que la CNN no informa de que ganamos”.
DESARROLLO.
I. Una afrenta contra la juventud.
No es un secreto para nadie de que- como se ha debatido en múltiples medios- “vivimos en medio de una intensa guerra cultural y simbólica y estamos obligados a promover cada vez más el análisis colectivo, el diálogo, en torno a estos temas. El tipo de desafío que tenemos por delante no admite respuestas simplificadas ni puramente emocionales. El peor error de un revolucionario, decía Fidel, es no pensar. Hay que ejercitarse en pensar, en argumentar, en razonar; en ver la realidad en su devenir y en toda su complejidad, más allá de las coyunturas”. Es por ello que oponerse a la idealización del paradigma yanqui de modernidad y progreso, ola que arrastra a algunos crédulos, es enfrentarse a posiciones anexionistas y coloniales.
Al hablar de subversión, coincidimos con Enrique Ubieta Gómez , en que nos parece más preciso referirnos a la guerra cultural que se establece en torno a la construcción de una sociedad alternativa, y de la ofensiva general que se ha producido en los últimos años con el objetivo de aprovechar el fin biológico de la generación histórica que hizo la Revolución y la continuidad de las nuevas generaciones. La guerra cultural, entre otros aspectos esenciales, incluye lo ideológico y lo político.
El opuesto de la nación que estamos construyendo es el capitalismo, y en un sentido histórico concreto, el imperialismo. La guerra que libramos incluye la percepción, la construcción de modos de vida diferentes, de modelos de vida, de conceptos de felicidad que se opongan, que nieguen los del capitalismo.
No puede desconocerse que hoy uno de los principales instrumentos de dominación con que cuenta el imperialismo es la guerra cultural y simbólica, la cual se expresa en múltiples formas de subversión política- ideológica. Ha logrado que en todo el mundo prevalezcan de manera aplastante los patrones de su industria del entretenimiento y de la maquinaria mediática a su servicio. La humanidad sufre en el presente la ofensiva de una operación de colonización cultural a gran escala. Se trata de imponer el frívolo e injusto modelo del llamado sueño americano, denunciado tempranamente por nuestro Héroe Nacional José Martí.
Esta se desarrolla en medio de la revolución tecnológica contemporánea que favorece la generación constante de imágenes e información. El empleo de fórmulas comunicativas eficientes, derivadas de las técnicas del marketing impone gustos, valores y necesidades, a la vez que viste de credibilidad un mensaje cada vez más manipulado. Es imposible cerrar fronteras a esta avalancha y, por otra parte, inscritos como estamos en la era de la globalización, «tenemos que sustentar el debate ideológico en una información de amplio horizonte, veraz y creíble». El receptor de hoy no es el de hace medio siglo.
La guerra cultural desatada por los centros de poder que operan a escala global, es en esencia, contra la juventud. Es como una empresa invisible, glamorosa, embaucadora; que trata de impedir la construcción del pensamiento propio en respuesta al pensamiento único globalizado, que busca masificar las conciencias y someterlas a las pérdidas de las identidades culturales, al consumismo, a la falta de libertad, a ese pensamiento que se basa en la dominación y no en la liberación de los pueblos.
Se trata de una guerra también de los modelos de vida, de los conceptos de felicidad, del modo de vida capitalista en el cual los objetos determinan el valor de las personas, reproduciendo en el imaginario social que cualquiera puede llegar a hacerse rico. A lo que aspira el imperialismo es a desideologizar nuestra propia vida, cambiar nuestras mentes y ganar la guerra cultural.
Unas exiguas corporaciones, muy poderosas, imponen los paradigmas, ídolos, modas y formas de vida que predominan actualmente en nuestra época. Sus mensajes, en apariencia variados, forman parte de un discurso único, hegemónico, que asocia felicidad y consumo, éxito y dinero, que hace una apología constante del capitalismo y de la superioridad imperial; que se empeña en descalificar todo pensamiento independiente y cualquier causa que se oponga a sus intereses. Junto a la instigación permanente al consumismo promueve, además, el individualismo y egoísmo que desideologiza y desmoviliza.
Es por ello que el mensaje dirigido a las nuevas generaciones “Claves para alcanzar la felicidad”, del Doctor Armando Hart Dávalos, ejemplar combatiente revolucionario de la Generación del Centenario y personalidad indiscutible en el campo de la política y la cultura cubanas, resulta asidero por el valor moral que encierra el contenido de este encargo para la juventud ante la guerra cultural que se le trata de imponer, en la sutil campaña colonizadora de mentes humanas. Como ha señalado el eminente intelectual brasileño Frei Betto, en el contexto actual: “El primer deber del educador no es formar mano de obra especializada o calificada para el mercado de trabajo. Es formar seres humanos felices, dignos, dotados de conciencia crítica, participantes activos en el desafío permanente de perfeccionar el socialismo (…), nombre político del amor”.
Avanzar en este sentido implica superar el avasallador proceso neoliberal de “deshistorización de la historia”. Sin formación histórica no hay conciencia revolucionaria, ni proyectos políticos serios. Con la equívoca tesis del fin de la historia, los neoliberales pregonan que la humanidad ya alcanzó su nivel civilizatorio más alto, consustanciado en el sistema capitalista.
Como se sabe, en la estrategia subversiva contra Cuba, el imperialismo tiene entre sus objetivos priorizados a los jóvenes, en particular a los estudiantes, apostando a la inexperiencia y a la rebeldía natural de la juventud. Se desatinan obcecadamente en crear brechas entre las distintas generaciones que llevamos adelante el proceso revolucionario. La actividad enemiga busca frustrar el compromiso de los jóvenes cubanos con la Revolución, dañar el funcionamiento y liderazgo de la Unión de Jóvenes Comunistas, las organizaciones estudiantiles y los movimientos juveniles, penetrar en nuestros centros universitarios y de la enseñanza media superior, manipular el papel e influencia de la religión, manejar el acceso a las nuevas tecnologías e Internet en correspondencia con sus fines y otros aspectos de la vida social, económica y política del país que inciden directamente en los jóvenes.
Asistimos a un singular momento de la Historia de nuestra Patria sobre el que debemos meditar serenamente. Entre las necesarias transformaciones económicas y sociales emprendidas para perfeccionar el socialismo, emerge un escenario de apertura al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos; y en una difusa circunstancia donde se trata de imponer a nivel mundial, como nunca antes, la cultura del tener, del egoísmo, la frivolidad, frente a la cultura del ser, el humanismo, la solidaridad. Se trata de una guerra de conquista y colonización cultural que se libra en el terreno de los valores y de la ideología, donde el peligroso silencio de los cañones se enfila hacia las nuevas generaciones.
II. Avalancha recolonizadora de mentes y corazones.
Los conflictos del mundo actual, como nunca antes en la historia humana, trascienden la espantosa violencia de las armas. La contienda más profunda y determinante se está escenificando en terrenos más simbólicos. ¿Qué hacer? es la pregunta que se impone para enfrentar esta avalancha colonizadora de mentes humanas.
El siglo XXI se presenta ante nosotros signado por una vertiginosa y acelerada revolución de la ciencia y la tecnología, mientras que el planeta entero es timoneado como un inmenso «Titanic» espacial navegando hacia lo desconocido: guerras de exterminio, cambio climático, hambre, sed y enfermedades amenazan la existencia de nuestra especie. En esta hora crucial- como ha vaticinado Fidel- «Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos».
La era de Internet ha cambiado el mundo. El hombre moderno desarrolla hasta límites insospechados el mundo de las infocomunicaciones, el cual nos incluye y trasciende, sin embargo no ha sabido ser lo suficientemente sabio para salvarse a sí mismo y preservar la esencia de la vida.
A la depredación apocalíptica de la naturaleza se añaden los ilimitados recursos predestinados a producir una progresiva enajenación humana, sembrando fronteras insalvables entre la conciencia crítica y la realidad concreta. Una orgía de imágenes seductoras que conforman la sociedad del espectáculo nos rodea por todas partes, creando adicción y escindiendo la capacidad de pensar. Embriagados, nos sometemos a los paradigmas de lo virtual y a las leyes ciegas del mercado. El elitismo estético que conforma la opinión dominante nos impone patrones de «belleza», «felicidad» y cánones discriminatorios que atentan contra la dignidad humana.
El asedio de la hegemonía neoliberal, las campañas para desvalorizar la memoria de los pueblos, desacreditar la historia, desmontar los símbolos y simplificar o satanizar las culturas autóctonas, forma parte de las tácticas imperialistas para imponer su hegemonía a nivel mundial. La cultura chatarra que preconiza el consumismo, el individualismo, la violencia, el sexo, la prepotencia y el patrioterismo imperial, entre otros temas, tratan de imponer contagiosos modelos de hábitos y conductas ajenos a los valores originales de los pueblos.
La industria del frívolo entretenimiento gana cada vez más adeptos en niños y adultos. Una legión bien dotada de personajes de seriados, películas y telenovelas; superhéroes y barbies, portadores en lo esencial del extremo egoísmo capitalista, conforman el «Caballo de Troya» que antecede a los portaaviones y los misiles para asesinar en nombre de la civilización y los derechos, vendiendo a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social: Es la guerra de los símbolos.
El propio Allen Dulles (jerarca de la CIA) en su libro El Arte de la Inteligencia afirmó algo que es hoy objetivo principal de la empresa recolonizadora de mentes humanas: “…Debemos lograr que los agredidos nos reciban con los brazos abiertos, pero estamos hablando de ciencia, de una ciencia para ganar en un nuevo escenario la mente de los hombres. Antes que los portaaviones y los misiles, llegarán los símbolos, los que venderemos como universales, glamorosos, modernos, heraldos de la eterna juventud y la felicidad ilimitada…”
«Detrás de grandes marcas, como Nike, McDonald´s, Shell, Tommy, Disney, Liz Claiborne, entre tantas otras, se esconde la explotación más despiadada de las multinacionales del primer mundo sobre los obreros- muchos de ellos niños- de los países tercermundistas, los cuales trabajan como esclavos por miserables salarios, en condiciones increíbles, alimentando con su sangre y sudor las arcas del capitalismo»; analiza en su documentada obra No Logo. El poder de las marcas la politóloga Naomi Klein.
Como la cultura, la política se somete a las leyes del espectáculo. Al igual que la economía, el mundo existente se desvanece tras el rejuego especulativo de los valores de la bolsa. El uso eficaz de la imagen conformada creativamente en los laboratorios de los centros de poder y propagada por los múltiples medios que nos encierran, invalida las ideas y hace un cuidadoso montaje de realidades aparentes. La tiranía de la seducción constituye el arma principal para la manipulación de las masas. Se trata tácitamente- al decir del destacado intelectual Ignacio Ramonet- de un «delicioso despotismo».
La creación en los Estados Unidos, el 23 de junio de 2009, de un Comando del Ciberespacio con el propósito de tener un «alcance mundial, vigilancia mundial, poderío mundial» nos provoca a reflexionar sobre lo que revela Daniel Estulin en su libro Los secretos del Club Bilderberg alrededor de las intensiones de importantes grupos de poder que aspiran a un planeta prisión mediante un mercado globalizado, controlado por un gobierno mundial único, vigilado por un ejército mundial, regulado por un banco mundial y habitado por una población controlada por microchips; todo conectado a un ordenador global que supervisará cada uno de nuestros movimientos. Las nuevas guerras, desde entonces, no se escenifican solo en el aire, el mar y la tierra, sino también en los escenarios virtuales. Se define el ciberespacio como nuevo campo de batalla del siglo XXI.
Siguiendo esta línea los halcones belicistas imperiales han redefinido su doctrina militar a partir del inmenso poderío militar y la combinación de lo que llaman soft power, poder suave y smart power, poder inteligente, priorizando la colonización cultural, Hollywood, los ideales del capitalismo y las campañas para ganar «las mentes y corazones» de poblaciones y regiones completas, a partir de una avasalladora manipulación mediática, donde la principal apuesta continúa siendo la juventud. Esta estrategia de guerra no convencional se apoya en teóricos de la guerra cultural como Gene Sharp, autor de La política de la acción no violenta (1973) y De la dictadura a la democracia (1993), textos que han sido tomados como referencia para armar la teoría del llamado golpe suave.
Al respecto refiere el General de Ejército y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Raúl Castro Ruz: “No pocas analogías, pueden encontrarse en los manuales de guerra no convencional, aplicados a varios países de nuestra región latinoamericana y caribeña, como hoy sucede en Venezuela y con matices similares se ha evidenciado en otros continentes, con anterioridad en Libia y actualmente en Siria y Ucrania. Quien tenga duda al respecto lo invito a hojear la Circular de entrenamiento 18-01 de las Fuerzas de Operaciones Especiales norteamericanas, publicada en noviembre de 2010 bajo el título La Guerra no Convencional”.
Esta circular se trata de una táctica paso a paso hacia la subversión. Expresa que la intención fundamental que posee el gobierno de los Estados Unidos es explotar las vulnerabilidades psicológicas, económicas, militares y políticas de un “poder hostil”, desarrollando y sosteniendo a las fuerzas de resistencia a fin de lograr los objetivos estratégicos de Washington.
Las “Guerras de Cuarta Generación”, como también se les llama, no emplean la fuerza de un arma convencional, sino que a través de medios creativos, innovadores, tecnológicos y tácticas cautelosas, logra llevar a cabo las intenciones que se plantean. Actualmente esta modalidad de guerra está erigida no solo como forma principal de agresión, sino como instrumento estratégico de la política exterior norteamericana.
Desde hace mucho tiempo se viene manifestando una descomunal guerra de los símbolos a nivel mundial, por lo que resulta impostergable ganar conciencia de ello, sobre todo en las nuevas generaciones; y reforzar en el imaginario social nuestros símbolos, tradiciones y cultura nacionales. Las ideas revolucionarias han de estar siempre en guardia.
III. El hombre mediocre y las fuerzas morales.
El hombre mediocre y Las fuerzas morales son dos maravillosas obras del eminente filósofo y maestro del pensamiento latinoamericano del siglo XX José Ingenieros (1877- 1925), y he tomado como referencia obligada ambos títulos porque, en esencia, describen hoy el dilema de la guerra cultural y simbólica desatada por poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional. El imperio pretende seducir a la juventud y manipular la candidez, volviéndolos insignificantes y despojándoles de sus ideales.
Una enorme ignorancia- como ha señalado Fidel- envuelve a la especie humana y sus infinitas formas de experiencias; se modelan nuevas tácticas imperiales para lograr frustrados objetivos; hay quienes hacen un llamado al olvido de toda la gloria que se ha vivido; la ofensiva reaccionaria amenaza con liquidar a las fuerzas progresistas de Nuestra América; las guerras no convencionales y estrategias de “golpe suave” constituyen las armas predilectas del capitalismo; prosigue el indetenible deterioro del medio ambiente ante la irresponsabilidad de las élites y la desenfrenada carrera consumista; el destino del planeta está en manos de poderosas transnacionales; crecen las tendencias fascistas, el racismo, la xenofobia, la violencia incontrolada y cada vez más cruel e insensata, entre otras muchas manifestaciones de barbarie.
Ante este terrible panorama, nos concierne fortalecer el enfrentamiento a la subversión política ideológica y a la guerra cultural imperialista, no permitir que avancen y se consoliden en nuestra patria los vicios del capitalismo; lograr en toda la sociedad la formación de valores y convicciones de ese Hombre Nuevo del siglo XXI, como tempranamente alertara el Che. La batalla es esencialmente económica, cultural e ideológica.
El capitalismo estimula la mediocridad y la vulgaridad es su estampa. El hombre mediocre es creado sutilmente para la insensibilidad y la reproducción mecánica de ideas y modos de vida irracionales e ignora- al decir de Ingenieros- la quimera del artista, el ensueño del sabio y la pasión del apóstol. Desdeña la inteligencia creadora, el verbo altivo y comprometido, la pasión y el humanismo revolucionario, vive para el aquí y el ahora. Esas criaturas sietemesinas, carentes de ideales, son meramente “cuantitativas” porque pueden apreciar los cálculos del más y el menos, ostentar lo fatuo, pero incapaces de distinguir las esencias más profundas de las cosas. Actúan siempre toscamente, sin saberlo, como escuderos del servilismo ante una humanidad necesitada de quijotismo.
El socialismo, en cambio, enaltece las fuerzas morales como cualidad indispensable de la condición humana en la transformación del mundo, lo cual no puede, en modo alguno, limitarse al aspecto material de la cuestión. Sin ideales sería inexplicable la evolución y el progreso, existieron y existirán siempre. Invariablemente habrá contradicción entre la vileza y la dignidad, la ineptitud y la originalidad, la simulación y la virtud. Es mucho más trascendental el enriquecimiento de la conciencia, de su dimensión ética e ideológica, de vivir para un ideal, dotado de honda sensibilidad que carecer de iniciativa, llenos de apatía, acomodaticios, vacíos y frívolos. El revolucionario verdadero está guiado, ante todo, por grandes sentimientos de amor.
También hay que decir que en el socialismo además de la justicia social no se desestima la prosperidad material, pero lo esencial está en la altivez y fortaleza del alma, teniendo lo necesario para vivir dignamente, que el desdén de la riqueza, el egoísmo excluyente y la soberbia que envilece a los hombres, los aparta, divide y acorrala.
No olvidemos nunca lo aprendido en estos años de constante batallar de que “Revolución es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio”, además de altruismo, solidaridad y heroísmo, y la sentencia martiana de que “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre”. Nosotros seguiremos apostando por continuar haciendo de nuestra Patria “Ese Sol del Mundo Moral”.
IV. La hegemonía espléndida.
El ser humano, como definiera Aristóteles, es un animal político; por eso insisto nuevamente en la necesidad de martillar nuestras conciencias para movilizarnos contra los ataques de ese poder dadivoso y engañoso que, a simple vista, no se ve: la guerra cultural y simbólica del imperialismo a escala global.
No debe olvidarse que después de la Segunda Guerra Mundial, al iniciarse la llamada Guerra Fría, Estados Unidos se plantearon la necesidad de derrocar al comunismo en todo el mundo y en cualquiera de sus manifestaciones. En esta guerra el arquetipo esencial no era económico ni militar, y ni siquiera estrictamente político, era y sigue siendo una batalla por la conquista de las mentes humanas, una conflagración de ideas, una guerra cultural.
Estados Unidos ejerce, junto a la supremacía militar, diplomática, económica y tecnológica, una influencia en lo cultural e ideológico, lo que el filósofo italiano Antonio Gramsci denominó “hegemonía ideológica”. Ese país tiene un dominio de lo simbólico, lo que les permite entonces ejercer lo que Marx Weber llamó la “dominación carismática”. La dominación no solo se logra por la supremacía de la fuerza, sino por el control de las mentes y los corazones, del pensamiento y de los sentimientos. El verdadero poder de las élites dominantes se apoya en la hegemonía cultural, y esto es más fácil de lograr si el dominado no tiene conciencia de ello; si incluso siente placer, es “encantado”, seducido, con las acciones para tal control. De ahí la importancia de esa influencia —y si es inadvertida, mejor—, de la sugestión cultural, para lograr domesticar las almas, hacerlas dóciles y luego esclavizarlas.
Uno de los más notables ideólogos del imperialismo, Zbigniew Brezezinski, en su obra El gran tablero mundial, define los cuatro ámbitos decisivos del poder global estadounidense: militar, económico, tecnológico y cultural. Respecto a este último, refiere que disfruta de “un atractivo que no tiene rival, especialmente entre la juventud mundial”. Y añadía: “La dominación cultural ha sido una faceta infravalorada del poder global estadounidense. Piénsese lo que se piense acerca de sus valores estéticos, la cultura de masas estadounidense ejerce un atractivo magnético, especialmente sobre la juventud del planeta”.
Es una guerra de alcance global, que pretende impedir la formación de una voluntad, de sentimientos, de ideas antihegemónicas, opuestas a la dominación. El objetivo de la guerra es dominar el mundo de la conciencia de los seres humanos, el olvido del pasado y la clausura del futuro, la eliminación de la memoria y los proyectos, la trivialización de todo, la “estupidización” de los hombres y mujeres, la exaltación del determinismo económico más grosero, la “cosificación” del mundo espiritual, el culto al tener por sobre la cultura del ser. Todo esto tiene como gestor, promotor y principal ejecutor al denominado “imperialismo cultural”.
Joseph Nye, uno de los experimentados tanques pensantes del imperio, sostiene que el poderío de su país en el escenario mundial no se funda en su arsenal nuclear ni en sus bases misilísticas, sino en la fuerza de atracción de su sistema político, el encanto de su cultura, su liderazgo en la ciencia, los deportes, la música, la cinematografía y otras áreas que no tienen que ver con lo puramente militar. Lo importante, más que coaccionar, es absorber a las víctimas.
La guerra cultural y los modelos de vida consumistas del imperio impactan diariamente en las conciencias de miles de personas en todo el orbe. La batalla sigue radicando en no ser vencidos por el fetichismo consumista del capitalismo, que sutilmente despliega esa hegemonía espléndida.
V. Plan contra Plan.
“A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos, por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan”. Así nos convocaba nuestro Héroe Nacional José Martí en el Periódico Patria, el 11 de junio de 1892.
La Primera Conferencia Nacional del Partido definió en el Objetivo 51 la urgencia de «proyectar estrategias dirigidas a prever y enfrentar campañas y acciones directas o encubiertas del enemigo que intenten socavar la ideología revolucionaria, exacerbar el egoísmo, menoscabar los valores, la identidad y la cultura nacionales».
Todos tenemos el deber de reflexionar seriamente y actuar de manera creadora para responder a la convocatoria del Informe Central del VII Congreso del Partido: “A la par que salvaguardamos en el pueblo la memoria histórica de la nación y perfeccionamos la labor ideológica diferenciada, con especial énfasis hacia a la juventud y la niñez, debemos afianzar entre nosotros la cultura anticapitalista y antimperialista, combatiendo con argumentos, convicción y firmeza las pretensiones de establecer patrones de la ideología pequeño burguesa caracterizados por el individualismo, el egoísmo, el afán de lucro, la banalidad y la exacerbación del consumismo”.
Sería ingenuo no percatarse que los imperialistas cifran sus esperanzas en la vulnerabilidad de las nuevas generaciones y de determinados grupos o sectores de la sociedad; intentan fomentar la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo, y la falta de confianza en la Dirección de la Revolución y el Partido. Pretenden mostrar una sociedad sin futuro, para revertir los logros obtenidos en la construcción del Socialismo, despojarnos de la independencia y las conquistas revolucionarias.
La urgencia de promover el pensamiento auténtico, revolucionario, antimperialista, antianexionista y anticolonialista y, a la vez, consolidar los valores del socialismo es una de las misiones impostergables en el contexto actual. Salvar lo más auténtico de la cultura nacional, desde la defensa de la historia y el patrimonio, hasta el reconocimiento consciente del legado de los héroes y mártires de la patria.
Enfrentar las tendencias derrotistas, procapitalistas, neoanexionistas y el deslumbramiento colonizado ante los modelos hegemónicos, es una tarea principal. Hay que fomentar por todas las vías a nuestro alcance una cultura antimperialista y anticolonialista.
CONCLUSIONES.
Evidentemente la guerra cultural y simbólica imperialista circunda el mundo de hoy trastocando los valores de las naciones y de la humanidad toda; y dentro de ella, las nuevas generaciones constituyen el blanco principal.
Es primordial que se comprenda en toda su dimensión la esencia profundamente anticultural e inhumana del capitalismo; y combatir con inteligencia y métodos adecuados el proyecto de la industria hegemónica del entretenimiento de mantener en todo el mundo a las nuevas generaciones al margen de los problemas sociales e históricos.
Habrá que estudiar con rigor los rasgos culturales del imperialismo del siglo XXI y ampliar el debate sobre estos temas. Es en el escenario cultural donde se expresan hoy, con mayor hondura y claridad, las contradicciones irreconciliables entre el capitalismo y el socialismo.
Es necesario contribuir desde una mirada crítica y revolucionaria al análisis colectivo de este fenómeno para trazar un programa de ideas y de conceptos que se contrapongan al bombardeo nocivo de concepciones nihilistas, aparentemente desideologizadas, con las que pretenden destruir nuestro Sistema Político.
Hay que reformular la promoción de valores desde la cultura, y hacer frente, de manera inteligente y audaz, a las opciones de poco gusto estético que aún predominan en muchas expresiones del arte y la cultura. “Que el economicismo, el mercantilismo y la banalidad, no prevalezcan, sino los valores”, ha dicho el destacado intelectual cubano Miguel Barnet. Y urge salvar lo más auténtico de la cultura nacional, desde la defensa de la historia y el patrimonio, hasta el reconocimiento consciente del legado de los héroes y mártires en su afán por mejorar la vida material y espiritual del pueblo.
Solo nos queda continuar preparándonos en todos los frentes de este combate ideológico, tanto en Internet a través de los blogs, redes sociales y el correo electrónico, simultáneamente con la batalla que debemos mantener en nuestras calles y plazas, que seguirán siendo de los revolucionarios; en nuestros puestos de trabajo y estudio, así como en los barrios, cumplir cada cual con la parte que le corresponde, y sencillamente hacer las cosas bien. Es ese el mejor antídoto para no ser vencidos por la guerra cultural y simbólica que se nos trata de imponer.
De Pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a Pensamiento.
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