La nueva política de Trump hacia Cuba ha tenido más pronósticos que una perturbación en el Caribe.
Muchos se espantaban porque sus vientos recurvaran, volviendo al 16 de diciembre de 2014, y arrasaran los acuerdos con Obama. Los furiosos de Miami anunciaban una ola que nos devolvería a la era del hielo de G.W. Bush, y a la lista negra de países terroristas. La mayoría de los comentaristas del clima político se repartían entre pesimistas y muy pesimistas. Sigue leyendo