Donald Trump escenificaba en Miami la vuelta a la política dura contra Cuba (1). Y recibía el aplauso entusiasta de la llamada “disidencia” (2) a la que la Casa Blanca entrega, cada año, entre 20 y 30 millones de dólares (3).
Tras algunos años sin protagonismo, varios de estos “disidentes” han pasado ahora a la ofensiva (4). Y volvemos a escuchar noticias sobre “huelgas de hambre”, ahora sí jaleadas por la Casa Blanca (5) y por grandes medios internacionales (6).
Es el caso de la Cadena Ser, radio del Grupo Prisa, cuya periodista Victoria García (7) hacía seguimiento propagandístico de la protesta de Jorge Cervantes (8), miembro de UNPACU, grupo “disidente” partidario del bloqueo a Cuba y financiado con subvenciones que Washington entrega a grupos de la ultraderecha de Miami (9). En su crónica leíamos acusaciones gruesas como la siguientes: “Su familia quiere (…) denunciar los abusos de un régimen que (…) continúa con las palizas a las damas de blanco” y cuya “policía política, la de los Castro, amedranta a los que alzan la voz (…) y los tortura”. Sigue leyendo