No tenía previsto comentar nuevamente algún texto del economista cubano Pedro Monreal. La última vez, su natural estilo sabio y reposado perdió el norte de la paciencia y acudió a la última ratio del polemista, es decir, a ofensas personales algo ajenas a la condición de un catedrático. Pero le sigo leyendo, naturalmente, abrigado en aquella máxima quijotesca que protege contra los agravios.

Pedro Monreal en el extremo izquierdo, junto al Director de Cuba Posible, Roberto Veiga.