Hay quienes recuerdan que en Cuba se enseñaba y ensalzaba la oratoria… Por Ernesto Estévez Rams


Hacía bien Sócrates cuando advertía sobre los males de la retorica como método de demostrar verdades. Hacía  bien Martí al advertir sobre el mal uso de la palabra bella para amparar falsedades. Lo más importante no es si está en crisis la oratoria, lo más importante es si están en crisis valores universales del ser humano. Si despertara Sócrates y oyera, no ahora sino desde hace décadas, quizás centurias, algunos discursos bellos sí volvería a tragar la cicuta. Sigue leyendo

Matrimonio igualitario: Uno en Cuba y otro en la prensa española (+video) . Por José Manzaneda


La nueva Constitución cubana, cuyo proyecto será discutido, durante tres meses, en asambleas ciudadanas (1), abre las puertas al matrimonio entre personas del mismo sexo (2). Sigue leyendo

Cultura de la equidad, si de pueblo se trata. Por Luis Toledo Sande


La Cuba revolucionaria tiene la responsabilidad de actuar con el mayor tino y la mayor voluntad de justicia. Sería iluso que intentara complacer a sus enemigos, dados a encontrar o fabricar asideros para desaprobarla y calumniarla. Hasta la acusan, por ejemplo, de no luchar contra la pobreza, sino contra la riqueza, a pesar de todo lo hecho desde 1959 para transformar el país y librar de la miseria a gran parte de la población que la sufría en zonas rurales y en ciudades, con lo cual vino a cumplir el programa trazado en La historia me absolverá, que el título del presente artículo recuerda con la alusión al modo como allí expresó Fidel Castro su revolucionario concepto de pueblo. Sigue leyendo

El rechazo al dinero. Por Carlos Ávila Villamar


La estructura económica constituye una tecnología tal como el vapor, el carbón o el petróleo. Trata de aprovechar al máximo el trabajo de los seres humanos a fin de generar riquezas (algunos especificarían que materiales y espirituales, yo preferiré no ahondar en el asunto por el momento). Antes del dinero existía el trueque, como sabemos. El origen del trueque es la convencionalización de la gratitud. A medida que pasaba el tiempo se hacía más convencional que un aldeano, si quería que le dieran pescado, llevara como muestra de gratitud al menos unos cuantos troncos de leña. Por un pescado se debían llevar veinte troncos, digamos. Después apareció el dinero, que hizo más fácil la vida de las personas, porque puso un centro de gravedad a las distintas tasas de gratitud. Un pescado equivalía a veinte troncos y a su vez equivalía a una bolsa de trigo (el dinero era el trigo, supongamos). La sociedad podía planificar su trabajo con mayor eficiencia gracias al dinero. Las personas no trabajaban más necesariamente: las riquezas del mundo aumentaron porque se experimentaban nuevas tecnologías económicas. Algunas de ellas nefastas, tales como la esclavitud. Pero la esclavitud se sostuvo porque en su lógica era más eficiente que el estado tribal. La gratitud en su concepción originaria, la electiva, sobrevive en nuestro tiempo en el ambiente familiar o social, pero si queremos un par de zapatos nos encontramos obligados a dar dinero por ellos. Esto no es negativo, ni resulta propio del capitalismo. Sigue leyendo