Allá por los años finales de la década del 60, José Lezama Lima publicó Paradiso. La trascendental novela del autor de Tratados en la Habana, tuvo entonces sus lectores de tan sólo el capítulo octavo. Alguien cuenta que se corría de la Universidad a las librerías atraídos por las noticias de los corrillos sobre aquel capítulo. Una edición de esa fundamental novela puede llegar hasta más 600 páginas, pero aquellos 20 pliegos dedicados a las aventuras homoeróticas de Farraluque, alebrestaron el morbo, no sólo el psicológico, sino también el político de aquel momento. De entonces acá, desde aquella época en que no sólo en Cuba, sino en casi todas las culturas del orbe, la homosexualidad incluso era clasificada como una enfermedad y necesitada de curación como cualquier otra, han transcurrido muchas jornadas, con, metafóricamente hablando, sus días y sus noches, de evolución y rectificación.
Apenas una década después que Paradiso fuera visto pasar como un dirigible incomprendido y maldito, y la miopía de algún funcionario lo sacó de las librerías, durante jornadas similares a las de estos días cuando se fraguaba la Constitución del 76, una mente preclara, valiente y digna, la de Vilma Espín, pugnaba porque en nuestra ley de leyes no sólo se hiciera justicia ante los entuertos pasados, sino para que Cuba diera el paso trascendental de reconocer un vital derecho humano, en este mundo en el que hoy, a más de 40 años, todavía se apedrean o asesinan a los homosexuales. Y no sólo allá en algunas culturas lejanas, sino en algunas calles y plazas de nuestra vecindad latina, al sur de nuestro Río Bravo.
Pero, a no dudarlo, entre aquellas reacciones y las que en determinadas personas ha despertado el artículo 68 del Proyecto de Constitución actualmente en debate, al rechazar la propuesta de reconocer el matrimonio como unión legal entre dos personas, existen sus similitudes y correspondencias, quizás sólo ahora en el orden de los prejuicios a nivel individual, pues hace ya mucho tiempo que como política social, aquellos errores fueron reconocidos y erradicados.
Sin embargo, tal pareciera que el proyecto del 2018 tiene sus lectores del artículo 68. Compete a especialistas, sociólogos y psicólogos estudiar el tema y a otros seguir promoviendo medios de más efectiva educación sexual y ciudadana. Pero en un momento en que determinadas corrientes doctrinarias o intenciones políticas utilizan los prejuicios sociales que se manifiestan con respecto a este punto del Proyecto de Constitución para sus objetivos, creo que no debemos hacer silencio. Todo el que apoye la aprobación de ese tema y tenga medios para darlo a conocer, debiera hacerlo. No es sólo una cuestión de humanismo. Es un punto que engrandece y enaltece a una sociedad y que dignifica al ser humano.
El límite de la libertad personal queda trazado por el derecho ajeno. La sociedad, como ente electivo, tiene el derecho de escoger por decisión mayoritaria su sistema político, en cuanto esa elección afecta y compete al común. La propiedad privada, por ejemplo, incide en todos, pero sólo mediante complejas y múltiples mediaciones de causa y efecto, mas sus consecuencias no deciden directamente eventos de la vida espiritual e íntima de las personas, sino por medio de aquellas muy mediatas influencias. Pero la sociedad no debiera tener el derecho a votar sobre un aspecto de la vida más íntima de las personas, de tan delicadas consecuencias, que puedan gravitar decisivamente en la desgracia o la felicidad, tanto para decidir la vida venturosa como en la muerte espiritual en vida, del ser humano.
Pido disculpa a los eventuales lectores por ser el primero en meter la cuchareta. Pero necesitaba aclarar un guiño que le hago en el texto a una, para mí, célebre anécdota, cuando menciono el dirigible. Se trata de este sabroso y muy cubano testimonio, donde «ella» es la novela de Lezama:
(1) “Reynaldo González recuerda que un librero se acercó a una reunión de la UNEAC para preguntar qué debía hacer con ella, si venderla o no. Para su desgracia, en la reunión se encontraba Lezama. Entonces éste le preguntó: “¿recuerda los zeppelines?”. Después del asombro ante semejante salida, el librero le confesó que los recordaba. Entonces Lezama le preguntó qué hacía cuando pasaba un zeppelín. Su interlocutor le contestó: “Nada. Lo veía pasar”. El escritor cerró el debate: “Pues haga lo mismo con el Paradiso: véalo pasar”.
En: http://www.cajaderesonancia.com/index.php?mod=archivo-materiales&view=detalle&id=179
No sabía que habías tenido esas correrías Carlos de farraluque, es broma sana Carlos.!!.
Me gusta mucho como enfocas el tema y sobre todo tus últimos fragmentos: “Pero la sociedad no debiera tener el derecho a votar sobre un aspecto de la vida más íntima de las personas, de tan delicadas consecuencias, que puedan gravitar decisivamente en la desgracia o la felicidad, tanto para decidir la vida venturosa como en la muerte espiritual en vida, del ser humano”.
En mi opinión legislar, poner normas o regular el comportamiento íntimo de los sentimientos me parece simplemente una barbaridad, eso ya se ha estado haciendo durante siglos, y para no ir tan lejos en el siglo pasado y en este siglo que lleva camino de su ¼. Alguien puede formatear los sentimientos de una pareja digamos heterosexual?, que mi vecinita que está enamorada del edificio 18, por ejemplo?, bueno se pueden oír que, – mija anda con cuidado que es algo descarado ese noviecito y tu eres una vejiga todavía y no se puede andar toda alborotá, que todavía tenias que meterte debajo de la cama, no me hagas que tenga que atarte a la pata la mesa que he tenido que sudar mucho pa’ darte tamaño mija.. pero la jevita está bonita como loco y ni caso que hace…
Pero qué pasaría si fuera el hermano de mi vecinita con el vecino del edificio 18? La cosa se complicó, compay, y eso hay que legislar en la ley…
Los sentimientos y nuestra vida intima no se pueden legislar, ni tanto brete… ay dio…suélteme y dale…
En mi modesta opinión, el artículo 68 se ha convertido en una cortina de humo que impide a muchos dirigir sus miradas a aspectos más importantes de la constitución que se propone.
Coincido con los criterios del autor. La ley no debe regular los sentimientos humanos, la persona debe ser libre de unirse en matrimonio y fundar una familia con quien desee, si ama y es amado es suficiente para la Ley y la sociedad. Demasiados matrimonios heterosexuales mal llevados, violentos (de ambas partes) y disfuncionales hay por ahí y los hipócritas se preguntan por el «normal desarrollo» de un niño o niña que crezca en una familia de parejas homosexuales. Tal vez ese niño o niña crezca en un ambiente más funcional y sano.
Otros invocan a la Biblia, la Iglesia y la Religión para desacreditar el matrimonio entre personas de igual sexo, pero olvidan que otros países más católicos o cristianos que el nuestro ya tienen aprobadas leyes que permiten el matrimonio gay.
Las miradas deben dirigirse hacia los cambios en el sistema de Estado, pasamos de república parlamentaria a república presidencialista. La forma de elección del Presidente de la República y el Primer Ministro. La elección de los gobernadores, que no debe ser por designación sino por mandato popular.
Los derechos de las personas, la nueva constitución permite presentar el recurso de Habbeas Corpus ante una detención ilegal, pero no determina el derecho de la persona a contar con un abogado desde el mismo momento que es detenida y no cuando el fiscal y el instructor terminen el expediente acusatorio, ¿no se violan los derechos de la persona? ¿quién lo garantiza, el acusador que está interesado en terminar el proceso?
Hay otros temas mucho más interesantes y que deben ocupar espacio en la opinión de los cubanos, mas allá de que dos personas del mismo sexo que se amen y deseen iniciar una vida juntos, puedan formalizar un matrimonio, con apego a la ley y no ocultos como criminales.
Estoy sospechando que la mano peluda de lo anti cuba esta exacerbando este tema negativamente con fines de tratar de torpedear el proceso constituyente. Yo estoy a favor de que las personas sean libres de elegir con quien quieran formalizar o legalizar una relación conyugal,eso son derechos personales que no afectan los derechos de otros.
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Por supuesto, apoyo el criterio de que el tema se ha sobredimensionado, pero se entiende que no lo hace intencionalmente por la gente llana, que tiene derecho y opina sobre él, sino por los oscuros intereses que buscan torpedear el proceso constitucional, sumar oposiciones, o impedir que Cuba dé ese enorme paso de avance. Pero opino igualmente que, siendo la ley de leyes, todo el contenido del Proyecto tiene igual importancia, y ningún tema cede a otro. La gente examina y discute, cada quien, lo que cree más importante, y existe, sin mitificar nada, la sabiduría política colectiva. Por ejemplo: se nota que con respecto a la limitación de los períodos de gobierno presidencial y edad límite, existe una intuición popular, es decir, el criterio de que no debe ser una camisa de fuerza. Por lo tanto, se opina que si la asamblea nacional lo vota así, se podría extender a otro mandato, excepcionalmente. Me parece una muy sabia observación y si hace falta lo argumentaría extensamente
Amigo del vistoso plumaje nacional, admito tu broma, mis correrías lectoras son muchas, pero mucho menos de las que quisiera…Leí Paradiso muy joven, y a Lezama mucho que leí después, hasta su último gran poemario, Fragmentos a su imán, y recuerdo que encontré una edición príncipe de su novela en un basural. Uno de esos, quizás, de los que sacaron de las librerías. Sólo después conocí su historia y aunque el Luque del personaje me halagaba, nunca pude competir con su picaresca, aunque ya son asuntos personales, no crees?..jajaja…
Aprovecho tu comentario para subrayar que pese a que existe la impresión de que hay una reacción social en contra del artículo 68, mi opinión es que la sociedad cubana actual es bastante tolerante, fácticamente, con la homosexualidad. Los veo pasear por la ciudad sin que nadie los interpele o acose, realidad muy diferente, que conocí en Chile, donde hasta se asesinan jóvenes homosexuales. En fecha tan temprana como mi adolescencia, conocí a dos señoras que frente a mi casa convivían. Las recuerdo muy serias y formales, y muy respetadas en el barrio. Mucho después he conocido parejas de hombres que conviven, una de ellas, profesionales de una institución camagueyana, igualmente magníficos profesionales, también muy respetados públicamente. Es decir, el matrimonio, de facto, existe en cualquier barrio nuestro. La contestación se suscita de «jure» y cuando se ventila en los medios. Una pequeña encuesta que puse en mi intranet arroja un 72% en contra. Si eso es una muestra estadística, imagínense. Cuba daría muy mal ejemplo si no se logra que nuestra ley de leyes reconozca ese derecho. Pero en todo caso es advertencia de que resulta un tema del que nos debemos ocupar. Y ah!, aclaración necesaria a fuer de sincero, yo mismo a veces me sorprendo con una reacción similar a la homofóbica cuando veo a un trasvesti exageradamente maquillado o alguna ostentación pública pero me digo como Guillen: «hay que ser lo suficientemente impuro, como para saber qué cosa es la pureza». Fecha, firma y punto, así lo dejo escrito…, como dice Guillén en «Yo no voy a decirte que soy un hombre puro/falta saber si la pureza existe, o digamos, si es necesaria…»
No concuerdo con que el tema se ha sobredimensionado, creo más bien que la Dra. Mariela Castro intentaba ganar en medio de río revuelto pero muchos alzaron su voz en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción de niños por familias homoparentales.
Los activistas homosexuales en Cuba se han ocupado de tildar de homofóbico y retrógrado a todo aquel que disienta de creer lo que ellos creen, cortando así toda oportunidad de debate y diálogo e insertando una suerte de totalitarismo que no debemos admitir.
La definición que la diputada Mariela Castro hizo del matrimonio en la última sesión de la Asamblea Nacional, junto al análisis de las distintas motivaciones sociales que conllevan a la formación de la familia es solamente «su opinión» especializada. Existen otras «voces» iguales o más calificadas que la diputada que difieren de su opinión a nivel nacional y mundial. Aunque sea la directora del CENSEX, eso no la convierte en la voz más autorizada de la ciencia para definir estos temas y «punto». El debate debe ser democrático e invitar a otras voces a participar, el creer que el CENESEX tiene la última palabra en estas cuestiones es un error monumental
Considero que el artículo 68 sobre el matrimonio entre homosexuales no se debió poner en el actual proyecto, lo digo porque por ejemplo yo estoy a favor de casi toda la nueva constitución pero por estar este artículo votaré que no a la nueva constitución, creo que el incluir el artículo 68 fue error estratégico, creo que el PCC y el Gobierno se dejaron llevar por Mariela castro y los ideólogos del CENESEX.
El matrimonio hombre-mujer garantiza el relevo generacional y la estabilidad social, constituyendo un bien social que el Estado debe de proteger, no así el matrimonio homosexual que aunque lo quieran presentar de otra forma es lo natural.
Por otra parte, al intentar legalizar el matrimonio homo de lo que se trata es de una reclamación de un grupo minoritario, ideologizado y radical que no representa a la mayoría del pueblo cubano el cual está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.
El PCC no hace politiquería, actúa de acuerdo a lo que entiende justo que es eliminar cualquier discriminación.
Saludos
Titi, si me permite comento directamente su opinión, e inspirado en su radical distinción entre los sexos, me quedo con la duda de a cuál pertenece su curiosa presentación. Aquí en casa le decimos Titi a una estudiante de medicina…Con todo respecto quiero expresarle que si por el artículo 68 no vota ud a favor de la Constitución, suponiendo, por supuesto, que apoya todo su restante contenido, estará cometiendo un error mucho más grande y grave que el que le señala al artículo 68. Algo que me parece más absurdo que permitir que dos personas vivan su intimidad como lo decidan y gocen de los derechos de todo matrimonio…De todas formas es su derecho a expresarse y para eso hemos sido convocados. Y lo respeto pero discrepo de él con ese mismo derecho.
La reivindicación del derecho humano que postula ese artículo no es la opinión del CENECEX, ni de ninguna persona en particular, ni de acotados círculos en Cuba. Responde a un reclamo mundial, responde a una elemental humanidad. Responde a los crímenes que en muchas partes del planeta se cometen todavía contra muchas personas. Es una cuestión de estricta dignidad humana, más allá de toda ideología. Las doctrinas que se oponen a ello, y por ejemplo, al aborto, sí que responden a principios doctrinarios a priori y cometen un crimen de lesa humanidad. Por su parte la ciencia ya ha determinado con claridad que el sexo es una distinción genital que no forzosamente siempre se corresponde con el deseo íntimo de la persona de comportarse, a partir de sus genitales, como la definición convencional de su cultura le exige. Contra esa imposición, muchas veces, existe una inclinación que se manifiesta desde la más temprana niñez. Es simplemente criminal hacer sufrir a una persona por tener que ocultarse en el consabido closet, o ser objeto de rechazo, burla o desprecio. Y de acuerdo con Santiago, el CENECEX, Mariela Castro o los grupos LBTG sólo exigen algo que se considera justo. No creo que la mayoría del pueblo se oponga, pero incluso si es así, tampoco creo que en cuestiones de la vida íntima debamos juzgar. Ahora de lo que se trata es de permitirles gozar de los derechos de todo matrimonio, algo a lo que tienen derecho todas las personas que deseen, socialmente, firmar el pacto matrimonial. Saludos.
Titi: habría que preguntarte, si tuvieras un hijo homosexual si asumirías esta misma posición, y de hacerlo como manejarías tu relación con tu hijo o hija. porque en tus argumentos no has expuesto ninguno, donde al menos asome un destello de lógica, ni divina ni humana, y mucho menos científica ,mas bien todo lo contrario, y si tu dices que si eso se incluye en el texto tu no votarías a favor de la constitución, yo pienso al respecto que tu de antemano no piensas votar a favor, y quizás ni en contra. Mis respeto
Posiblemente la Titi si en el texto no se hubiera contemplado este aspecto tampoco hubiera votado a Favor.
Matrimonio: Respuesta a opiniones de modificación del Proyecto de Constitución de la República de Cuba.
X Gloria Alicia León Martínez
Corroboro no sin cierta pesadumbre que es muy cierto que el hombre piensa como vive y que ninguna legislación por progresista que sea pude cambiar la forma de pensar y menos aún si esta manera de pensar está ratificada por más de 500 años de educación judeo-cristiana donde de acuerdo con sus preceptos el homosexualismo es punible y tenemos en la biblia a Sodoma y Gomorra, que si bien ni fue el primer genocidio registrado, no por ello deja de ser un genocidio
Nadie recuerda que nuestros aborígenes tan sencillos e ingenuos lo practicaban y me refiero a ellos solo por estar en Cuba, porque otras culturas no penetradas por la educación occidental también se practicaban y aún se practican, como una forma natural de tener relaciones sexuales.
Los españoles en su encontronazo con nuestras tierras quemaron indios e indias por estas prácticas olvidando de hecho que en los barcos por los largos meses sin mujeres esto era práctica común solapada.
En las civilizaciones donde un hombre según su poder económico puede llegar a tener varias esposas, el resto de sus congéneres con menor poder adquisitivo lo hacen también con cautela, pero sucede.
En Cuba desde la máxima dirección del país hasta el cubano más simple veían estas prácticas como algo nocivo e inmoral, no olvidemos las UMAP y las prohibiciones para el ejercicio de algunas profesiones, el desprecio, la segregación. Es duro reconocerlo pero fue así. Aunque no por defendernos sé que no fuimos los únicos, era un fenómeno mundial que pervive aún en países del primer mundo y en países subdesarrollados.
También es cierto que en muchos países está aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo de los cuales solo pondré algunos ejemplos: En los Países Bajo desde el 2001, en Bélgica desde el 2003, en España desde el 2005. En América tenemos entre otros a Argentina y estados dentro de EEUU. Que sepamos no ha habido ningún grave problema social generado por ello. Los problemas sociales siguen siendo los mismos, los creados por la desigualdad social generada por el capitalismo.
Aunque hemos avanzado veo en algunos comentarios una franca oposición al matrimonio gayy entre ellos varios francamente homofóbicos; otros de una homofobia encubierta tanto de hombres como de mujeres.
Si el proyecto constitucional expresa la total igualdad entre todos los cubanos, creo contradictorio que ese derecho no exista –derecho que se da a unos pocos, sin quitar derecho a los demás- y que nos escudemos tras dejar que todo continúe como hasta ahora, en el argot beisbolero “en stand by”, lo cual no me parece muy revolucionario porque Revolución es:
Sentido del momento histórico.
Cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Igualdad plena
Después de Fresa y Chocolate, la película de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, pensé y pienso que hubo un antes y un después en relación a la forma en que valorábamos a estas personas, pero lo creí más enraizado en la manera de pensar de muchos amigos que aquí debaten.
Gloriaalicia, gracias por tu atención a mi texto, y considero muy lúcidas y bien expresados tus argumentos. Corcho, opino igual, aunque no contuviera el 68, algunas personas no votarían por la Constitución, como es el caso…
EN MI OPINION
Quiero comenzar admitiendo que por presión de tiempo, he podido leer, solo un par de veces el Proyecto, lo digo, porque considero que la constitución de un país es algo muy serio para ser tomada a la ligera, pero por otra parte, el tiempo no va a dejar de presionar, ni tampocoquiero darme el lujo de no participar, tratándose de la constitución del mío.Es posible que regrese sobre algún otro tópico, pues seguiré estudiando. En estas primeras leídas, lo primero que me salta a la vista, es que vamos hacia la Institucionalización, esto causa regocijo y esperanza, aunque no voy a cometer la ingenuidad de creer que las leyes por sí solas resuelven los problemas, como por arte de magia, pero si es
sabido que, las leyes que se cumplen, despiertan conciencia y ayudan a cimentar cultura, para corroborar sobre el origen del regocijo, quiero hacer una cita contenida en el proyecto:
“por eso es nuestro propósito una vez que se haya aprobado esta constitución, luchar Consecuente y tenazmente, para que cada uno de los preceptos de esa constitución se cumplan; que nadie le pueda imputar a la revolución jamás, de que acordó leyes y Principios que después no se cumplieron.”
Este párrafo resulta contundente, lastima no es el primer artículo firme de la constitución. Dije anteriormente que seguiría estudiando el texto, y reafirmo esta decisión, ojala sea una preocupación de cada ciudadano, las leyes que determinan nuestras vidas son complejas y hay que volver sobre ellas, una y otra vez.. Para continuar con lo que nos ocupa, quiero referirme, a la familia, específicamente a la violencia contra la mujer y al cuidado de la niñez, recogidos en el artículo 45 y del 67 al 72, aunque más adelante quiero referirme específicamente al artículo 68.Resulta difícil encontrar una constitución en el mundo, que no recoja, de una u otra forma,artículos parecidos, esto deja ver, sin equívocos, la preocupación que existe en el mundo con estos tópicos, pero cuando se ha tenido la oportunidad de desandar un poco, se comprende
que, la preocupación existe, lo que falla es la forma de ocuparse de ello. Me estoy refiriendo a países con instituciones fuerte, donde un porciento considerable de las constituciones, se cumplen , no a los países donde las instituciones son tan débiles que la corrupción las convierte en letras muertas.
Creo que, en alguno de los referidos artículos, se debe ser más específico, en lo referente a laviolencia doméstica y maltrato infantil, pues a menudo son los más difíciles de detectar, esto me parece muy importante, por lo que significa en costo humano y social, comprendo que la constitución recoge tópicos más generales, sobre los cuales después se va legislar, pero hay cosas como esta, de un costo muy alto, que en casi todo el mundo, se deja a la gestión de los afectados, donde la vida demuestra que un porciento significativo nunca acuden a la ley, por indolencia, orgullo, miedo y quien sabe, cuantas razones más; en el hogar
se gesta el legado social y esto no me parece que deba quedar en manos de emociones ordinarias, por ello, mi propuesta concreta es que la constitución recoja la obligatoriedad de crear mecanismos eficaces de detección temprana de estos casos y así salvar todo lo que se pueda, para no permitir que la irresponsabilidad legue su producto a la sociedad. Esto sería consecuente con el descomunal esfuerzo de mantener funcionando, los órganos vitales de casi, 100% de los nacidos vivo.
Como prometí abordar el artículo 68, lo hare comenzando por decir que me parece que la forma en que ha sido redactado, resulta en un entretenimiento innecesario, quitándole atención a tópicos más importante del proyecto que si van a tener incidencia en la vida de la nación, no estoy queriendo decir que no tenga importancia, solo que es algo que no afecta a la gran mayoría directamente. Por mi parte, estoy de acuerdo que se les den los derechos que
les pertenecen, puesto que son parte de la sociedad en que viven, y eso parece lo más justo, sobre todo, después de tanto sufrimiento, porque aunque somos un país, que puede considerarse de los menos crueles y desde luego, menos, no significa no ser, para el caso que nos ocupa, si somos una nación con sustratos que nos moldean a una cultura irreverentemente cálida, que propende al buling, al choteo, de los cuales, como mínimo, han sido blanco predilecto, debemos abordar el tema sin prejuicios para evitar perjuicios, que se les de el derecho a casarse a heredar etc y que se ganen el respeto bajo las mismas
condiciones que se lo ganan los matrimonios, pero disculpen, el matrimonio no es la unión entre dos personas, no, no con esa palabra, el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, y no aplica entre dos persona, porque ser madre es un proceso que comienza con el implante, continua con la gestación y va más allá del alumbramiento, donde la naturaleza premia con una revolución hormonal, creando cambios neurológicos, psicológicos y físicos,
algunos, perceptibles a simple vista, convirtiéndola en madre, para que pueda enfrentar los retos que implica serlo . Quien no pueda ser implantado, por limitaciones o por voluntad, no podrá ser naturalmente madre. Claro está, que las mujeres que no pueden engendrar porla razón que sea, no hay equívocos, son mujeres.
Como pueden ver, no hay forma de que sea igual,por mucho que un grupo considerable de países hallan redactado en sus constituciones artículos parecidos, creo que ni la real academia de la lengua pueda encontrar argumentos aceptables para que esa palabra funcione, pero por
otra parte, por que tiene que ser igual? Por que esa obsesión? La naturaleza, de la que somos indisoluble, sustenta su enorme riqueza en la diversidad, todos bajo las mismas leyes, sin distingos, pero sin dañar la diversidad. Los afectados debieran estar defendiendo con mucho energía su derecho a ser distinto y cuando eso suceda, que me den mi cartel que yo apoyo.
Porque a fin de cuentas no hago más que eso, defender mi derecho a ser distinto y el de la obra más noble y perfecta de la naturaleza, la mujer. Exijo ser parte del todo, pero desde mí condición, desde mi orgullo.
Quiero acotar además, que dicho artículo 68 deja abierta la posibilidad de las adopciones, en este caso, yo pido por favor, por lo menos prudencia; si tenemos tantos problemas con los niños nacidos en matrimonios, como será en el ambiente de uniones atípicas?. Más allá del enorme acopio de conocimiento sobre el cerebro que se ha adquirido en los últimos 25 años,
aun son enormes las lagunas, por favor, prudencia. Demosle la palabra a la ciencia.
Por lo demás hermanos, adelante, a trabajar, a construir el país que de alguna manera, todos soñamos.
Alberto Castaneda
Guantánamo 1950