El 15 de diciembre de 1895 las tropas del Ejército Libertador cubano, en marcha hacia el Occidente de la Isla con Máximo Gómez y Antonio Maceo al frente, infrigieron una de las más sonadas derrotas al ejército coloniaista español que las superaba con creces en armamento y logística de todo tipo. Rubén Martínez Villena dedicó este poema al combate que destruyó el mito de la invulnerabilidad de la fusilería del cuadro español frente al machete mambí.