Solidaridad y despojo en tiempos de pandemia. Por Iroel Sánchez


El último abrazo que di previo a estos días de pandemia y aislamiento lo tengo bien guardado. Buscaba cómo pagar piñas y frutabombas en un mercado cuando una voz me dice «es aquí» y al mirar lo reconocí, él también me reconoció. Era el enfermero de mi Grupo Táctico en el Sur de Angola mientras el ejército sudafricano se rompía los dientes en Cuito Cuanavale, y fracasaba en el intento de poner a disposición de su régimen racista las riquezas del suelo angolano.

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