La contundente victoria electoral de Xiomara Castro en las elecciones de Honduras es una proeza política y una magnífica noticia. La abanderada del Partido Libre y sus aliados, no derrotaron meramente a un partido político ultraneoliberal y entreguista. Mucho más, doblaron el brazo a un régimen corrupto y represor, instaurado mediante el golpe de Estado en 2009 contra el presidente Manuel Zelaya por la oligarquía y los militares, en alianza con el gobierno de Estados Unidos(EU).
Con una participación de 68.55 por ciento sobre un padrón de 5 millones 182 mil 425 electores y casi concluido el conteo, Xiomara obtiene 1 millón 709 mil 81 votos, para un 50. 63 por ciento del total y conserva una ventaja de más de 14 puntos sobre su más cercano contendor, Nasry Asfura del Partido Nacional. Una consecuencia de su victoria es que se rompe con el tradicional dominio Liberal-Nacional. Su votación es la más alta de un candidato al Ejecutivo en la historia de Honduras, con unos 500 000 sufragios por encima del mayor dato anterior. Libre ganó las dos principales alcaldías del país, la capital Tegucigalpa y San Pedro Sula, el más importante núcleo industrial y comercial. No obstante, para derogar el entramado de leyes de corte neoliberal y beneficiarias de una pequeña elite política y económica, la presidenta electa y aliados necesitan mayoría en el Legislativo. A propósito, ya existen numerosas denuncias de alteración de actas de votación a diputados por parte del aun gobernante Partido Nacional, el que, además, compró carretadas de votos cuando vio venir la victoria aplastante de la abanderada de Libre. Sigue leyendo