Y, ¿qué cuestionan ahora? Por Carlos Luque Zayas Bazán


Los enemigos ideológicos de la Revolución Cubana nunca han abandonado el obcecado ejercicio de, en sucesivas ocasiones, decretar su muerte. Todavía guerrilla, intentaron matar la criatura en el vientre, pontificando que al poder se podía pretender con el ejército, pero nunca contra él. Criatura recién nacida, fallaron a favor de un destino manifiesto, la imposibilidad de oponerse con éxito al vecino poderoso; disuelta la comunidad de los países llamados socialistas, esperaron jubilosos, y ahora sí, el final siempre anunciado. De los actuales cambios esperan la definitiva disolución de su radicalidad, devorada por la omnipresencia mundial de  la economía y la cultura capitalistas. Pero después de todas sus infelices pesadillas, todavía la Revolución sigue ahí.

Hoy se reeditan diversas maneras de no entender a la criatura esquiva que hizo estallar los límites de lo posible. En relación a la continuidad del proceso revolucionario este comentarista ha leído, siempre originadas en los círculos de pensamiento que se alejan de la radicalidad propia de la Revolución fidelista,  algunas opiniones con respecto a la fuente de la legitimidad de la Revolución Cubana. Recientemente una de ellas afirma que su legitimidad tiene una relación directa con la existencia de sus fundadores y líderes. No es una completa novedad. Por años una idea afín flotó como una admonición más o menos apocalíptica sobre el futuro de Cuba, especulando  sobre lo que sucedería después de cumplido el ciclo vital de su Comandante en Jefe y líder revolucionario, Fidel Castro. Siempre fue una variante de la propaganda interesada en cuestionar las raíces de la Revolución, al hacer depender su destino de la influencia de una generación, pero ahora se añade también lo que siempre estuvo en el fondo, que es el  intento de cuestionar la legitimidad de su forma de gobierno, su democracia y el papel del Partido Comunista.

Fue la enfermedad, y no el término de la vida biológica de Fidel, lo que al fin vino a demostrar, y por un lapso de tiempo suficiente, algo que muchos cubanos nunca dudaron: que la continuidad del proyecto cubano no dependía ni de un hombre, por grande e importante que fuera, ni de una generación histórica, por muchos méritos que acumulara. Fue el mismo Fidel, por muy aguda consciencia que debió tener de su papel, quien lo advirtió muchas veces.

El intento de replantear o refundar la legitimidad  de la Revolución, y consiguientemente cuestionar la guía del Partido cuando ya no vivan sus fundadores, surge de no aquilatar en su justo significado las raíces y la genuina profundidad social de un proceso que corona una etapa con innegable coherencia histórica de luchas libertarias. También implica un cuestionamiento de la democracia cubana, más allá de lo que se acepta que debe desarrollarse y mejorar. Es una especulación que no pueden abandonar los que quieren ver  a Cuba como un país “normal”, subsumido y diluido por la normalidad capitalista, ni por los que pretenden meter en las camisas de fuerza de las teorías una realidad telúrica y viva.

Sobrevino después el anuncio de la acotación del período presidencial, y la eterna y supuesta preocupación por el destino de la revolución cobró nuevos bríos. Como ya los agoreros tenían que olvidar la anunciada fractura o ruptura de la continuidad que imaginaron ocurriría con la ausencia de Fidel, ahora la trasladan a la inevitable y paulatina cesación vital de los líderes históricos que le sobreviven.

Sin embargo, esta vez se añade un elemento sumamente disruptivo, tampoco tan nuevo, pero que está recibiendo en nuestros días un mayor énfasis. Si antes se atribuía a Fidel la fuerza de su ejemplo viviente y su prestigio indiscutible de líder mundial como una especie de sostén imprescindible después del cual algo tendría que suceder, ahora, al subrayarse la idea de que la fuente de legitimidad de la revolución está ligada, o relacionada con sus máximos líderes y debe ser replanteada, subrepticiamente lo que se quiere poner en duda es la legitimidad del Partido Comunista como la máxima entidad dirigente de la Revolución y la nación cubanas. No es casualidad, por lo tanto, que esta corriente de pensamiento también esté afiliada al “centrismo” político y aparezca en sus medios, pero apoyado esta vez en el cuestionamiento de la arquitectura de la democracia cubana.

En efecto, se lee con más insistencia que nunca antes en esos círculos, que el relevo generacional en la política cubana por la natural desaparición física de sus líderes fundadores, va a exigir la refundación del contrato social y debe iniciar el cuestionamiento de las fuentes de la legitimidad de la conducción partidista de la Revolución. 

En el fondo esos criterios pretenden  afirmar que sólo los líderes históricos gozaron de la  legitimidad para conducir el proceso revolucionario cubano. Es incuestionable que los líderes de las luchas revolucionarias adquirieron por aclamación popular primero, y por la ejecutoria fiel al programa revolucionario después, la legitimidad para iniciar, conducir y desarrollar la Revolución ya en su período de paz. Pero la revolución cubana es algo más, y mucho más, que su última etapa de lucha armada. Es mucho más que su largo período de logros fundamentales, de conquistas logradas en medio de formidables obstáculos. Es más que  el logro del disfrute de derechos de los que muy pocos pueblos gozan, y uno de cuyos méritos ha sido sobrevivir a una agresión única en la historia.

La Revolución Cubana no se reduce a ninguno de esos elementos porque esa gesta es la que hizo posible la maduración total de la Nación al conquistar la soberanía y la independencia definitivas. Y el mérito y la legitimidad que de allí deriva no se deben a un grupo de hombres por mucho que las individualidades pesen en los acontecimientos históricos. Es por ello que Fidel afirmó que en Cuba sólo había ocurrido una revolución, tesis que nuestros enemigos ideológicos han querido refutar inútilmente, como también han intentado separar la íntima unidad que existe entre Patria y Revolución, entre socialismo e independencia nacional.

Por lo tanto, lo importante es que esa tesis puede ocultar que la fuente de la legitimidad para conducir el proceso revolucionario cubano no se puede reducir, ni mucho menos emana del mérito  de sus líderes históricos, ni tampoco radica en sus líderes, por mucho merecimiento que hayan ganado.

Con esa óptica reductora no se tiene en cuenta que la legitimidad de la Revolución Cubana ha emanado del pueblo, es la Revolución de un pueblo, y no de unos líderes ni de su vanguardia, porque esos hombres jamás la hubieran podido conducir, ni aun concebir, si no hubiera surgido de raíces y exigencias populares, que la mandató después en su Partido Comunista, quien, por esa razón, está formado por los que su mismo pueblo considera su vanguardia, con miembros que son parte del pueblo, en cuya elección y aprobación participan los colectivos formados por el pueblo trabajador y donde no militan ni élites, ni representantes de intereses económicos o ideológicos contrarios al interés común, o representantes de intereses sectoriales y antagónicos.

La revolución cubana es algo mucho más trascendente y desborda la existencia de los líderes de su etapa actual: es su histórica coherencia, sobre todo es el pueblo que la ha construido, padecido o gozado, son los órganos de gobierno que elige con su forma peculiar, independiente y soberana de hacerlo, y su conducción no es privativa de un mero grupo de hombres, sino en un Partido Comunista mandatado y nutrido de su pueblo.

Fidel lo advirtió de esta manera: los hombres mueren, el Partido es inmortal. El cuestionamiento, escamoteo o reducción de la legitimidad a sus fundadores, es también la reducción o el escamoteo de una medida que nos pertenece a todos, y que ha sido nucleada y condensada en un órgano que garantiza su unidad y coherencia, pero sin dejar de ser ese pueblo que le otorga su legitimidad.

Faltarán los fundadores que aún viven, pero queda una obra realizada y mucho más por realizar, a partir de un legado que no dejará de ser cuestionado o atacado por poderosos enemigos, o por propuestas teóricas de importación, o por la incomprensión de lo inédito que desafía todo lo conocido por la tradición, pero es una obra de todos y para todos, porque sigue siendo la legítima heredera de lo que Martí llamó el alma visible de la Patria. No podemos admitir, ni permitir, que nos confundan.

17 pensamientos en “Y, ¿qué cuestionan ahora? Por Carlos Luque Zayas Bazán

  1. Caramba Carlos Luque, tengo que discrepar de algunas cosas.
    «El Partido es inmortal», lo decía también el PCUS. A lo mejor Pol Pot.
    Para poner dos ejemplos nada inmortales. Nada es inmortal.
    Las cosas, las ideas y las personas mueren, renacen, se transforman, pero esa idea de «inmortalidad» y «eternidad», la considero nociva.

    Uno de los factores más importantes en la construcción socialista,
    es el papel del ejemplo. Me acerco al pensamiento del Ché en esta idea.

    Los líderes y luchadores históricos, tenían asegurada cierta cuota de ejemplaridad, por cuanto fueron al Moncada, al Granma, a la Sierra, etc. Innegable.Incluso si después cometió alguno la mas grave traición o error, sus méritos anteriores son objetivamente ciertos. Ejemplos en este sentido pueden ser desde Ochoa, Abrantes hasta Acevedo con el caso aquel de Cubana de Aviación.

    Entre los líderes actuales, no dudo de que existen conductas ejemplares, pero en primer lugar no han sido conocidas por las masas, una vez comparé las páginas de los libros de historia dedicadas a la Sierra y los primeros años de la revolución, con las páginas dedicadas al periodo especial, aun cuando tengan la misma extensión temporal, y equiparable cuota de sacrificios o complejidades, de diverso tipo. De hecho, el tratamiento a los veteranos de Angola es diferente al de los veteranos de la Sierra. Y además no son las guerras la única forma de alto sacrificio.
    Esa es mi humilde percepción, puedo estar equivocado.

    De hecho, creo que a los dirigentes actuales nunca se les ha dado el espacio en los medios, ni las prerrogativas, que a los históricos, ni tampoco la política de cuadros ha sido fluida, algo que Raúl mismo ha reconocido. La dirigencia ha envejecido, siendo a veces histórica.
    Pero ellos empezaron jóvenes. No ha habido un flujo de jóvenes proporcional en labores de dirección. También pasó en la URSS.

    A la vez, como no conozco muy bien las propuestas y criterios sobre diversos temas de los dirigentes actuales, por cuanto en sus candidaturas no las reflejan, ni he visto muchas de sus intervenciones en la ANPP o el CC del PCC, ni dan habitualmente conferencias de prensa, ni entrevistas excepto en medios locales, ni tampoco los conozco personalmente, tengo que centrarme en su imagen, como primer indicio aunque pueda ser superficial, y en los resultados de sus esferas.

    Compadre, la imagen de un hombre público, es también el respeto a las instituciones que representa. Yo sé que Iroel y tú son más bien gorditos, pero hace años que lo son, y además no representan exactamente a obreros ni campesinos. Sé también que Iroel publicó un estudio donde gran parte de los cubanos tienen sobrepeso, pero:

    Dirigentes económicos, sindicales y campesinos obesos casi mòrbidamente y enguayaberados, con lenguajes duros y semblante hosco, no son precisamente la mejor representación de esos sectores.

    La forma de vida de sus familiares, también es parte de su imagen.
    Si los hijos o nietos de algún dirigente son vistos en hoteles, eventos o lugares lujosos, mientras se habla de ejemplaridad y austeridad, realmente es difícil entenderlo. La Patria empieza por casa.
    Incluso si sus familiares emigran, también es parte de su imagen.

    «donde no militan ni élites, ni representantes de intereses económicos o ideológicos contrarios al interés común, o representantes de intereses sectoriales y antagónicos.» Es una cita suya. ¿Puede argumentarla con las condiciones de vida, con la lentitud y complejidad inexplicable de los sistemas de pago, con la burocracia y otros problemas actuales?
    Se ha terminado el «ordeno y mando» en todas partes de Cuba?
    O crece, al asumir el GAE mayores espacios económicos?

    Volviendo a la imagen:
    Un dirigente puede tener problemas en casa precisamente por dedicar todo su tiempo a su labor. O por no tener un concepto claro de familia.
    Una persona que no es capaz de comunicarse bien con su familia…
    Una persona que no es capaz de delegar, organizar, y tiene que estar todo el tiempo haciéndolo todo él mismo, y no ve a su familia por ello…

    Puede ser excelente en los asuntos públicos, o estar muy sesgado.
    Los asuntos privados no pueden ser un factor decisivo en la elección o confianza en un liderazgo, pero son parte también de la percepción.
    Y aunque las cosas no son lo que parecen, tampoco son lo opuesto.
    El socialismo no implica la auto-inmolación de nadie en lo personal.
    Si hay gente que tenga que auto-inmolarse, ando anda mal.
    No son los tiempos de Martí y su frase sobre el decoro. Hay Revolución.

    Terminé con la imagen. De los resultados de los dirigentes actuales, hay de todo, nuestra realidad lo refleja muy bien. Desde cosas muy bien hechas que admiro, hasta absurdos que subsisten o se crean hoy.

    Al ser todos los dirigentes actuales miembros del PCC y su Comité Central, también conforman la imagen del PCC. Cada vez que hay un caso de corrupción y desvío de recursos de cierto nivel, son del PCC.
    Porque para ocupar ciertos cargos, un requisito evaluable es la militancia, hay cargos que aprueba el PCC de cada lugar o región.
    Incluso cargos no estratégicos ni en sectores estratégicos.
    Claro, si no fueran militantes a lo mejor ocurrirían más desfalcos.
    Pero lo objetivo es lo otro. Cada militante que robe, afecta al PCC.
    Cada militante que haga algo bueno, debe hacerlo en nombre del PCC.

    Entonces, el PCC no tiene asegurada su vanguardia ni nada, aunque la Constitución diga que es la fuerza dirigente superior, lo cual no sé como encaja con que la Asamblea Nacional es la máxima expresión de la voluntad del pueblo, también en la Constitución. Algo no pega ahí.
    Y si mañana hay discrepancias entre ambos? Quién decide?
    No hay nada asegurado per se, hay que ganárselo día a día.

    Porqué digo esto? No sé la cantidad de militantes actual del PCC.
    No viene en su página Web. Pero dudo que lleguen al millón de cubanos.
    Digamos 800.000, no tengo datos actuales, no sé dónde se publican.

    Hablamos del 7% de la población cubana.
    De ahí hay que sacar simuladores, oportunistas (todavía hoy en Cuba para determinados puestos es muy conveniente ser del PCC o UJC) , personas sin capacidad de liderazgo, de muy humildes conocimientos que han ingresado por su disciplina y lealtad, pero sin liderazgo…
    Otros de convicciones no tan fuertes, si no las indisciplinas sociales e ilegalidades no fueran habituales, pues en cada lugar hay un militante.

    Humildemente también, estimo un 3.5% de los cubanos que son militantes del PCC bien convencidos y decididos. La mitad. La mitad, que no hace labor proselitista como los grupos cristianos, puerta por puerta.

    De ese 3.5%, entre 35 y …70 años, saquemos una edad media, digamos de 50 años. Fuertes todavía, pero en 10 años tendrán 60 promedio.
    Pero bueno, tendrán relevo en la UJC y otros sectores.

    La UJC, estimemos que tiene 600000 militantes, no tengo cifras oficiales.
    O sea, menos que el PCC actual. No todos los militantes del PCC provienen de la UJC, pero tampoco todos de la UJC pasan al PCC.

    Puedo estar equivocado, si ud. tiene las cifras, publíquelas.

    ¿Acaso el 3.5% de cubanos que son militantes ejemplares, podrá representar como vanguardia y conducir al 96.5% restante? No sé.
    Realmente el desafío es grande, y no he entrado en filosofía, solo en cifras. Aclaro que yo también quiero socialismo en Cuba. Pero pregunto:
    ¿Son necesarios los partidos políticos y los sindicatos en una sociedad donde el poder pertenece al pueblo y los trabajadores?

    Si son necesarios, ¿deben mantener sus estructuras, estatutos, reglamentos, hábitos, estilos de trabajo, casi intactos durante 25 años de realidad cambiante? O debe hacerse una re-conceptualización más profunda de la sociedad? En lo político y para más socialismo.

    Todavía la comisión de candidaturas, compuesta por organizaciones, y las cuotas de diputados para organizaciones, de verdad que no las entiendo. Ninguna de las dos. No las creo necesarias ni efectivas.
    Esas cosas aseguradas no llevan a un espíritu de combate.

    ¿El contrato social cubano no necesita una readecuación periódica?
    Para más socialismo, transparencia, soberanía, antimperialismo…
    Para enderezar la pirámide, prevenir el nuevorriquismo, ordeno y mando… No debemos permitir que otros nos secuestren los términos.

    Ciertamente hay un enemigo acechando. Cuando nos bañamos o nos sentamos en el sanitario, estamos desnudos y vulnerables. El enemigo puede aprovechar el momento, el cambio, para intentar dividir. Pero en algún momento hay que ir al baño y quitarse la armadura, o los desechos que acumulemos nos van a intoxicar por dentro, mientras el enemigo acecha. Hay que darle agua y jabón a las cosas, Carlos.

    Hay alguna churre por ahí, algunas cosas que botar en el sanitario.
    Para ello, no puede haber más puestos por cuotas ni mando per se.

  2. «Aquellos que creen que cuando desaparezca un líder desaparece una revolución, han sido incapaces de comprender —y no sé si alguna vez lo comprenderán— algo que hace años dije: «Los hombres mueren, el Partido es inmortal.» En este caso sería más correcto todavía decir: Los hombres mueren, los pueblos son inmortales (Aplausos). Las ideas de un hombre pueden desaparecer con él, lo que jamás puede ocurrir es que las ideas encarnadas en el alma y en el corazón de un pueblo puedan morir (Aplausos). Las ideas que aquí cualquiera de nosotros exprese no son simplemente sus ideas, son las ideas de millones y millones de personas, de la inmensa mayoría, de la casi totalidad del pueblo.

    Ese afán de autoengañarse, esa puntería de creer en la existencia real de supuestas fuerzas auténticas de oposición demuestra desesperación, demuestra la necesidad imperialista de consolarse de los fracasos y derrotas que han sufrido a lo largo de cuatro décadas y que los lleva a buscar alguna ilusión de consuelo, creyendo que cuatro gatos mercenarios, amamantados con el dinero del imperio y sus aliados, constituyen una fuerza. La cultura política de nuestro pueblo comprende eso perfectamente, y los que tales fantasías se hacen no tienen idea siquiera de hasta qué punto la dirección de nuestra Revolución conoce el pensamiento y los sentimientos de nuestro pueblo.

    Nosotros no andamos encaramados en una nube, tenemos los pies sobre la tierra; estamos conscientes, muy conscientes, de la fuerza invencible de nuestra Revolución» (Aplausos).

    Fragmento del Discurso pronunciado por Fidel en la conmemoración del 40 aniversario del INDER y en la inauguración de la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes, el 23 de febrero del 2001.
    http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2001/esp/f230201e.html

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  4. Ud, Mabuya puede llamarme por mi nombre y hasta quizás conoce mi imagen, pues me imagina gordito y tal vez emguayaberado… Ninguna de las dos cosas. Si vamos a intercambiar ideas por este medio, dejemos los asuntos personales y las alusiones y valoraciones al respecto, donde deben estar…Hay ideas, principios, aspiraciones de la humanidad, hombres, en todos los tiempos que son inmortales, pero las que sin duda lo son, acertadas o equivocadas, vigentes o superadas, siempre han sido defendidas por un nombre real y una imagen auténtica. Entonces, lo primero que desearía conocer, ya que ud me alude a mí directamente por mi nombre, es quién se dirige a mí, y me comenta, si es ud tan amable….
    Quiero evitar un comentario más extenso que el post, ni tampoco más extenso que el suyo por lo que me refiero a algunas de sus opiniones.
    El hecho de que el PCUS u otros hayan afirmado su inmortalidad, no refuta la idea que expongo. No creo que nadie pueda refutar que una idea justa defendida desde el fondo de una cueva puede más que un ejército. Por supuesto, el hecho de que sea una metáfora, no le resta el mínimo de validez. A un ejército que defiende un orden injusto hay que oponerle otro que tenga la razón histórica, precisamente la idea inmortal. Es lo que hizo la guerrilla cubana ante un ejército armado con los mejores instrumentos de la época. Es lo que hicieron los mambises, al machete, contra los mejores fusiles del momento. Es lo que hicieron cubanos y angolanos, los vietnamitas, etc.
    A la idea de la inmortalidad de un Partido, de un principio, de una convicción, de una idea noble y superior porque es en beneficio de la humanidad, como el cubano, no se le puede hacer una interpretación tan simplificadora y pobre. Cualquier mínima inteligencia, ya en nuestra época, sabe que no hay nada históricamente irreversible. Lo único irreversible es que mientras exista la especie, los oprimidos, los explotados, los pobres de la tierra, no se resignarán a su condición y lucharán de una u otra forma, según las condiciones de cada circunstancia, por sacudirse las cadenas. Esa idea simple es el principio básico, como yo lo pienso, del Partido Comunista cubano, de la aspiración socialista. Y quizás estemos de acuerdo que eso es inmortal, y entre otras ideas, es a lo que Fidel se refería. Pero vea ud. que existen ciertas inmortalidades, que parecen morir, pero nunca mueren. Le podemos llamar Partido aquí, pero no importa tanto el nombre que le demos. Pondré el ejemplo más caro al cubano, y disculpe ud que no pretendo ilustrarle con algo que seguramente bien conoce. Sólo ilustro mi ejemplo. Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano para organizar una guerra de liberación por cierto no sólo anticolonial, sino antimperialista, no sólo contra el régimen español, sino contra la prevista expansión del apetito estadounidense que tan profundo estudió. Murió, cuando no debía morir, como cantó el pueblo cubano, lanzando hacia la inmortalidad la esencia medular de ese partido.
    La mágica historia cubana quiso que Carlos Baliño, miembro de aquel partido, le pasara el batón inmortal a Julio Antonio, fundaron el Partido Comunista de Cuba el 16 de agosto de 1925, y para no repasar una historia que nos llena de admiración y orgullo, en el centenario del nacimiento de Martí, otra generación no lo dejó morir, es decir, continuó en la línea de la única inmortalidad que existe, esa que, otra vez las circunstancias, se unieron en las distintas organizaciones de luchadores para continuar con el Partido actual. Esa es una innegable inmortalidad, pero que tiene también otros ancestros que no es del caso mencionar aquí. La reducción del caso cubano en su relación con la URSS y el PCUS, es, como se dice en cubano, un cuento más largo que no puedo hacer aquí, pero que nuestros enemigos usan a placer para hablar de estalinismo, sovietización, y otras lindezas que tienen la fealdad de descontextualizar los hechos históricos. Y aún en un imponderable giro de la historia, si la gesta cubana fuera aniquilada, si nosotros mismos, como dijera Fidel, fuéramos los responsables, no tengo duda que hay algo que va a sobrevivir, inmortal, y otras generaciones de cubanos continuaran. Y siempre que un grupo reducido de hombres con esa idea se rebelen, allí estará ese Partido, para renacer de sus cenizas. Entre otros elementos, a eso se refería Fidel, y es mi convicción.
    Las flaquezas, las traiciones, las miserias humanas, los que se levantan hoy y se rinden mañana, los militantes que no merezcan esa alta condición, siempre los hubo, en esta época y en todas, es parte de la diversidad de la especie. Pero el hecho de que podamos referirnos a todas esas deficiencias o incoherencias que ud menciona, prueba, precisamente, que en nuestra sociedad, ni en nuestro Partido, son ni quedan impunes. La difícil historia revolucionaria cubana no justifica lo que voy a afirmar, pero resulta por lo menos asombroso, que no reparemos en lo que ha significado ese Partido, sus mejores hombres, tanto los comunes como los que tienen altas responsabilidades, como para que hagamos énfasis sólo en las manchas del sol. Esa es mi otra convicción. Como también lo es que nuestro proyecto, sobre todo su pueblo mismo que decida seguir apoyando y haciendo el socialismo, y el Partido, deben seguir evolucionando, y revolucionando, perfeccionando su democracia interna, y haciéndose cada vez más pueblo, y continuando en la línea de esos principios que son inmortales. Si alguna vez así no fuera, este comentarista, si vive, u otros muchos cubanos seguirán esa tarea, sin ninguna duda.
    Con respecto a otros temas tratados por ud, y para no extenderme, le sugiero esta lectura:

    Demografía política e institucionalidad. Apuntes sociológicos sobre las estructuras políticas en Cuba. Por Rafael Hernández

    Otros puntos expuesto por ud, son sencillamente convicciones distintas que tenemos, ahora veo, sobre varios temas, y ya expuestas, en eso quedan, cada uno reflexiona y le obtiene el provecho posible. Pero le comento una de ellas: si de mí depende nunca apoyaré que el ejercicio de la política cubana se convierta en el circo mediático y manipulador de los políticos que aparecen con su familia, mascotas, suegras, etc, con amplias sonrisas televisivas. Ojalá tampoco ningún político cubano haga campaña explicando, prometiendo…No lo quiero para mi país. Quizás difícilmente se repita un educador formidable como Fidel, pero Fidel era el portavoz de un órgano colegiado, aunque siempre admitió con recta honestidad que ejercía influencia, y así espero que sea en el futuro…Lo otro está tan evidentemente desprestigiado en este mundo ancho y ajeno, que apenas me siento con el derecho de ocuparle tiempo a nadie argumentándolo. Allí lo tenemos, a la vista, todos los días…

  5. Sin un Partido que congregue y dirija con ejemplo y sacrificio nuestra Revolución se iría a bolina.
    No olvidemos que las concepciones de Fidel sobre el Partido eran martianas y leninistas.

    Lenin sobre el Partido:
    «En su lucha por el poder el proletariado no tiene otra arma más que la organización. Desunido por el reinado de la competencia anárquica del mundo burgués, degradado por la explotación asalariada, siempre amenazado por el desempleo, el proletariado puede convertirse e inevitablemente se convertirá en una fuerza invencible, pero solamente cuando comprenda la ideología Marxista y consolide su unidad ideológica mediante una organización que sea el arma de la clase obrera.»

    «La dictadura del proletariado es lucha violenta y pacífica, militar y económica, educativa y administrativa contra las fuerzas y tradiciones de la vieja sociedad. La fuerza del hábito de millones y decenas de millones de personas es una fuerza temible. Sin un partido de acero templado en la lucha, sin un partido que goce de la confianza de lo honesto de la clase obrera, sin un partido capaz de influenciar a las masas, es imposible llevar a buen término la lucha.»

    «Antes de nada hemos de plantearnos ¿de dónde surge la disciplina en el partido? ¿Cómo se comprueba? En primer lugar, surge de la conciencia de clase de la vanguardia del proletariado y de su devoción por la revolución, se concreta en su perseverancia, sacrificio y heroísmo. En segundo lugar por su habilidad de mantenerse en estrecho contacto con las masas, principalmente con las proletarias, pero también con las no proletarias. En tercer lugar, de la corrección de los análisis políticos de la vanguardia, de lo acertado de su visión estratégica y de sus tácticas, del convencimiento de las masas debido a su propia experiencia la corrección de los análisis y las consignas del partido. Sin estas características no se puede alcanzar la disciplina que permitirá al partido ser vanguardia del proletariado, derrotar a la burguesía y transformar la sociedad. Sin estas características, todo intento de establecer una disciplina férrea se quedará en palabras. Por otro lado, estas características no surgen todas a la vez, sólo se crean tras un esfuerzo prolongado y la experiencia ganada en la lucha. La creación de estas características se basa en la aplicación de la doctrina revolucionaria, que no es un dogma y sólo toma forma finalmente cuando está en relación cercana con la actividad práctica de las masas verdaderamente revolucionarias durante un movimiento revolucionario».

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  8. Chilecuba, ni conozco su nombre ni conocía su imagen, ni pretendía ofenderlo. De hecho me dirijo a Carlos Luque, a ud. ni lo conozco. Carlos Luque es un intelectual que respeto por sus escritos, cuya imagen física no es la que ud. pone en su mensaje, y al que generalmente admiro por su claridad. Carlos Luque usa un sombrero campesino y no tiene bigote.
    Si Ud, es Carlos Luque, bueno, se ha transformado y cambió el estilo.

    Ni era una alusión personal a usted o su imagen, a no ser que siendo de esa forma vaya pulcro a visitar fugazmente obreros y campesinos humildes y llenos de fango, arrugas o grasa, para arengarlos.
    Espero eso también lo rechace, como yo. Si se sintió aludido, bueno…
    Piense siempre en el ejemplo de Martí, Camilo y Ché.

    Comparto con usted la convicción de que la rebeldía ante la injusticia, la búsqueda de una sociedad mejor. Incluso comparto la fe en el socialismo como sistema superior en el bienestar y mejoramiento humano.
    Al final, nosotros venceremos. Lo incluyo a ud. en el «nosotros».

    No comparto el hecho de establecer cuotas fijas de poder y representación, independientemente del arrastre o ejemplaridad que pueda tener una organización en un momento dado. De hecho creo que eso conspira contra ese mismo arrastre y ejemplaridad. Es antimarxista.
    Crea burocracia. Y los burócratas son en esencia contrarrevolucionarios.
    Si una organización tiene que ganarse el espacio, lucha por él. O deja de existir porque realmente no tenía ni el arrastre ni la ejemplaridad dicha.

    En cambio, las cuotas de poder y decisión aseguradas «per se»
    enajenan el poder popular y la conducción política. Ojo, no es lo mismo funcionario que burócrata. Depende de la actitud de cada cual. Funcionarios siempre harán falta. Burócratas, nunca! El fracaso de la URSS fue también resultado del poder creciente de burócratas empoderados, con cuotas fijas de poder. Podemos debatirlo. Fue una contrarrevolución de dirigentes acomodados, corruptos, secretarias en concubinato con su jefe, mayordomos trastocados en jefes de despacho, personal de servicio «personal» de esos mismos dirigentes, etc. Casi todos tenían una Dacha, casi todas sus esposas usaban visón, muchos de sus hijos estudiaban o viajaban al exterior, con dinero de Misha.
    De hecho, no hay más que mirar a Raisa Gorbachova para entenderlo.

    Tampoco entiendo todas esos lemas grandilocuentes y espectaculares.
    Esto es inmortal, aquello es siempre victorioso, lo otro es imbatible, por allá son colectivo moral, unidad del pueblo y para el pueblo, vanguardia, abanderados siglo XXI, y al final siguen existiendo muchos de los mismos problemas. En los mismos sitios. Nos sobran lemas y consignas, o debemos buscar otros mucho más terrenales. Si quieren transmitir seguridad en la victoria, creo que no lo logran. Eso no es objetivo?

    No entiendo la comisión de candidatura, creo que frena la ascensión de criterios desde la base, más de lo que aporta de representatividad.
    Fíjese que no discuto las bases o principios, sino elementos de forma.
    De estas cosas debería ud. contestarme, aunque me alegra saber que sienta tanta pasión y convencimiento sobre todas las cosas.
    También hay gente así en Daesh. No se ofenda por lo crudo.

    Ud. habla de posible aniquilación incluso, ¡compadre sea optimista!
    No se apure por la inmolación heroica, mantenga el orden cotidiano.
    Es más difícil derramar un poquito de sangre todos los días, que darla toda en un momento de emoción y fervor patriótico. Ese es mi criterio.

    A veces dan ganas de mandarlo todo al… cuando vemos un absurdo, sería tal vez más coherente disparar en las trincheras contra un enemigo claro y concreto, bien delimitado, los malos allá y los buenos acá.
    Bien maniqueo y blanquinegro el mundo. Bien definido todo, eh?

    Pero la realidad es mucho más compleja, y la hombría, lealtad y resistencia también lo son. El mayor heroísmo en ocasiones no tiene nada de espectacular. Ha visto como se trabaja en una escuela especial? en un pabellón oncológico… Ahí hay heroínas tremendas! Sin embargo, es otro el tratamiento político, mediático y lo que ud. quiera, que reciben.
    Y se habla, que si el maestro primario, que si las asistentas, que si … mientras se hacen decenas, cientos de actos rememorando hechos que ocurrieron hace décadas, y muy pocos sobre los que ocurren hoy.
    Esas son nuestras Melbas, y Haydée y Marianas de hoy!

    Y acaso las tratamos como tales? dónde está su espacio en los textos de historia, en las conmemoraciones, en las asignaciones de comodidades en su vejez? Hay heroísmo de primera y de segunda? Generacional?

    El colmo es que le pidan donaciones voluntarias a bartenders del turismo y otros de sus ingresos para esas atenciones o espacios, dejándolo a la espontaneidad y caridad de las personas. Es eso acaso marxista?
    Es el mismo asunto del aporte a la defensa, para mí hoy anacrónico.
    Y que no refleja nada en realidad. Pero éese es otro tema complejo.

    El hecho de que Ud. y yo debatamos y discrepemos, ya es algo bueno.
    Ambos tenemos un pedacito, pero de la misma realidad cubana.

    Créame que, aunque no me siento tentado de dar mi nombre y datos personales a alguien cuya pasión raya en… el extremo, ni conozco el suyo, no soy un pasivo criticón. Toda mi vida he aportado y hecho, por convencimiento en la gran mayoría de los casos, aquello que se me ha pedido hacer, y además lo que me ha nacido hacer por mi Cuba.

    No tenia edad para pelear en Girón o Angola. Pero sin dudas tuve mi Girón y mi Angola. Yo también hablo con moral y experiencias propias.
    Ninguna generación o persona tiene el monopolio del sacrificio y la autocomplacencia nostálgica. La «candela» es dura para todos.

    En cuanto a los políticos cubanos del futuro, ud. me recomienda un excelente artículo de la pupila. Le recomiendo otro, igual de bueno, http://oncubamagazine.com/columnas/el-gerundio-y-la-economia/
    del Dr. Juan Triana. Cada cual reflexionará y sacará provecho.

    Por último, coincido por ud. que no quiero demagogos ni clase política, pero tampoco quiero gerundios indefinidos sin metas concretas, ni «autorizados» muy discretos. Hay una frase, que para mí resume todo:
    «La tribuna de la verdad se mantendrá siempre, cuando todas las demás tribunas caigan». O «Revolución es no mentir JAMÁS». Esta de fidel.

    No me vea en ningún caso como un adversario. Estamos en el mismo barco, aunque tal vez yo mire la proa y ud. la estela que deja al pasar.
    Los adversarios quieren que estos debates no tengan lugar.

  9. Sr. Mabuya:
    Tengo que suponer que ud. no ha dado un click en el gravatar Chilecuba que encabeza mis comentarios en este blog, La Pupila. Me produce un ligero asombro que no haya tenido esa curiosidad, cuando sí la ha tenido para ver una foto con bigotes y otra sin él. Chilecuba en el identificador de usuario de mi blog, y al comentar se inserta el gravatar de la cuenta de WordPress, con la foto que tengo allí, que puede ser distinta de cualquier otra, como por ejemplo, la que se publica en Cubadebate. Si hubiera dado ese click vería que es mi blog, y en él hay varias fotos que me identifican claramente con la misma imagen de mi persona, creo que inconfundible, tenga o no bigotes, lleve o no sombrero. También tengo que suponer que no ha visto en Cubadebate la publicación de este artículo que tanto le interesa (quizás no se ha interesado por los comentarios que allí en Cubadebate le mencionan), y si lo hubiera visto, seguramente vería la información del autor, que dice claramente que administra el blog chilecuba.wordpress.com y el autor es Carlos Luque Zayas Bazán. Con toda esa información creo también que no es muy intrincado saber que chilecuba es Carlos Luque Zayas Bazán. Además, ya en textos anteriores en La Pupila me han pedido identificación y he explicado con lujos de detalles. Quizás tampoco, ud, que es curioso comentarista, ha tenido la oportunidad de darse cuenta por esas aclaraciones mías de que chilecuba es el mismo que el autor de este artículo. Así que me vuelve a asombrar un poco que diga ud conocer a Carlos Luque, al cual le desliza un elogio, y no a chilecuba, el cual le parece un extremista, como dice aquí, con el que no quiere correr el riesgo de identificarse. Yo expresé mi condición para el intercambio de ideas, no acostumbro a dialogar en las redes con nadie que no se identifique y no asuma con su identidad sus opiniones e ideas. Su argumento para no hacerlo, el argumento del extremismo de chilecuba, que es Carlos Luque, elogiando al segundo, y descalificando al primero, pues ya está arreglado. Si admira ud a Carlos Luque, que espero no le resulte también un temible extremista, pues identifíquese con él, que soy yo, y asunto resuelto. Un saludo.

  10. jejeje, realmente no me había dado cuenta., la foto del sombrero es la que iroel pone en la pupila. no suelo dar clicks sobre los avatar.
    no me interesa quien sea la persona sino sus ideas. admiro a las personas por sus ideas más allá de su aspecto físico, solo había Visto la otra foto.

    En breve les escribo un correo a los dos, al dr. jekill carlos luque y a su mr.hyde, chilecuba. Por esa vía intercambiaremos ideas, espero.

  11. Evade el bulto una vez más,  innomimado Mabuya, y el motivo para no identificarse debe ser tan importante que le obliga a contradecirse y a escudarse en la ironía burlona. Dice no interesarse en las personas, sino en las ideas, y menciona a su interlocutor por lo mas propio que tiene un individuo, que es su nombre y apellido. En cuanto a la referencia literaria de doble discurso que infelizme mente atribuye al otro, alli tiene lo que publico o comento, donde no hay diferencia de convicciones, ni la argucia de intentar confraternizar con plataformas diferentes.  Algo que suele verse en comentarios aqui en este blog de personas que comentan en otros sitios con tonos e ideas distintas. Y si en verdad solo le interesa exponer sus ideas, pues apliquese a ello porque le reitero que para mi las ideas no tienen valor si no las sostienen personas que arriesgen su pellejo por demostrar sus verdades. Creo que una expresión semejante es del Che. La contradicción es humana pero dicen que rectificar es de sabios.

  12. Pingback: Y, ¿qué cuestionan ahora? | VenCuba

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