Presentando El comité de la noche, de Belén Gopegui. Por Zaida Capote


Un despacho de Europa Press (del 17 de abril del 2012) provee la noticia, el motivo, el clic inicial para el despegue de esta novela: “Una multinacional farmacéutica plantea pagar 70 euros semanales a los parados que donen sangre”, reza. Como las palabras que Álex, una de las protagonistas, teclea en lugares públicos, intentando pasar inadvertida, esta novela es también un manifiesto. Un manifiesto que recuerda, salvando las distancias estilísticas y de estructura, la incisiva Impuesto a la carne, de Diamela Eltit. Pensar la desposesión, la precarización, la explotación también, en términos corporales, parecería exagerado. Sin embargo, la expansión capitalista no se detiene, y busca recursos donde los haya, sin vergüenza alguna. Por eso termina pareciendo normal servirse de los cuerpos, los órganos, la sangre de la gente. Si así se puede ganar algo, perfecto. La lógica del capital ignora la cortesía y promulga la violencia. Pero a quien escribe, llámese Álex o quién sabe cómo, no le importan las culpas, sino las consecuencias, y las consecuencias pueden ser duras, tremendas, inhumanas. No hay más opción que hacerles frente. Sigue leyendo