Iroel Sánchez
Lo confirmaba la televisión. Fue una bomba, o más exactamente dos, lo que escuchamos en el Pabellón Cuba el 12 de julio de 1997. Las explosiones habían ocurrido con apenas diez minutos de diferencia en los hoteles Nacional y Capri, dejando varios heridos, y el efecto de haber estado a escasos metros, en compañía de numerosos niños -entre ellos el mío- que esa mañana de sábado Sigue leyendo