Ángel Guerra Cabrera
Estados Unidos siempre ha necesitado un enemigo externo para atemorizar y disciplinar a su población y justificar sus aventuras bélicas, cada vez más frecuentes por cierto. Asesinado Bin Laden y duramente golpeadas las estructuras de Al Qaeda según la versión obamiana, hacía falta un plato más fuerte.
Este llegó con la súbita y desmedida exposición mediática del Estado Islámico(EI), surgido en fin de cuentas a consecuencia de las políticas belicosas y anti islámicas de Washington y sus amanuenses europeos, y saltó a los espacios estelares Sigue leyendo