
Lowell Dalton, funcionario de la Oficina de Intereses de EE.UU. en La Habana. Foto: La pupila insomne
A semejanza de Rantés, el protagonista de la laureada cinta de Eliseo Subiela, Hombre mirando al Sudeste, Lowell Dalton, funcionario de la Sección de intereses de EE.UU. en La Habana, recibía y enviaba información pero hacia otro punto cardinal.
Como un buen pastor que vigila su rebaño, Dalton observaba este domingo 27 de febrero el comportamiento de las célebres Damas de Blanco en la esquina habanera de 19 y K. Parece ser que ante las revelaciones contenidas en el material Peones del imperio, difundido la noche del sábado anterior por la televisión cubana, la estrategia fue montar una nueva provocación para que los medios pudieran hablar de un “nuevo acto de hostigamiento a las Damas de Blanco” y encubrir así la documentada denuncia cubana Sigue leyendo