Iroel Sánchez
Apenas despegaba de Roma el avión que trasladaría a México y Cuba a Benedicto XVI, la prensa occidental se entusiasmaba con las declaraciones del Papa sobre la actualidad del marxismo, en respuesta a una pregunta de una de las periodistas que acompañaban la comitiva papal.
Poco después, el canciller cubano Bruno Rodríguez sería interrogado al respecto, buscando una declaración que enfrentara a las autoridades cubanas con el Vaticano en vísperas de la visita del Sumo Pontífice a la Isla. El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba respondió con cortesía y aplomo, evitando la trampa obvia que le tendían.