Lo que he vivido. Por Teresa Melo


¿Qué dirá hoy la madre que se arrodilló en el aeropuerto cuando su hijo viajaba a Cuba, dando gracias por su beca para estudiar Medicina?

¿Qué dirá hoy el joven de exámenes brillantes que no daba dirección porque limpiaba zapatos y no quería que lo supieran sus compañeros de aula y fue localizado y estudió en Cuba? ¿Qué dirá aquella abuela indígena que me abrazaba en un Centro de Diagnóstico Integral porque yo era Cuba? ¿Qué dirá aquel que odiaba a los cubanos porque lo decían los medios que sabemos, pero sólo un cubano pudo curar a su madre? ¿Qué dirá el padre que vio a su hija revivir por las misiones de la cultura? ¿Qué dirán en aquel pequeño sitio tan cercano a la frontera con Colombia, donde su tesoro eran los cubanos que curaban a su gente? ¿Qué dirá el malandro de los cerros que pidió que todos cuidaran al médico? ¿Qué dirá el que me confesó un día de violencia que si Chávez les pagaba daban la vuelta y gritaban «viva»? ¿Qué dirán?

5 pensamientos en “Lo que he vivido. Por Teresa Melo

  1. Lamentablemente seguirán mintiendo gobernantes de poderosos países y sus émulos de otros no tan poderosos, y, lo peor, seguirán incautos creyendo tanta mentira y le harán el juego a los promotores del odio, aunque sean también unos explotados. Fui de los “soldados” de esta Isla que “maniobraron” en Venezuela. Sí, soldados de batas blancas que atendimos a chavistas y no chavistas, que formamos miles de médicos integrales comunitarios y especialistas de medicina general integral, que lloramos la partida de ese grande que se irguió y mandó al carajo al Alca, que fuimos testigos de esa guerra no convencional, pero también del reconocimiento y afecto de muchos morochos y morochas, incluso algunos no chavistas, que reconocían la sensibilidad y amor de los profesionales de la salud cubanos.

  2. Que definitivamente se darán cuenta y dirán: «Nos ha mentido, nos han estafado, nos están robando» los que siempre han mentido, han estafado y robado, haciendo de la mentira, de la estafa, del robo y del crimen y asesinatos, su «excepcionalidad», su imperio, su maldita «gringolandia»…

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